La opinión de Carlos Castro, agricultor.
Hace unos días se celebró una concentración en Villaciervos convocada por Soria Ya para reivindicar la vergonzante, y ahora paralizada por un nuevo Gobierno, Autovía del Duero. La respuesta no fue masiva, hubo gente, pero no la esperada. Así que uno se pregunta: ¿por qué somos tan reacios a manifestarnos, a postularnos en favor de una cosa o de otra, a defender una posición política o la contraria, a criticar públicamente a unos o a otros? En ciudades pequeñas como ésta, donde nos conocemos todos, intentamos guardar nuestra intimidad como oro en paño, procuramos no salir en la foto.
La mejor forma de sobrevivir en esta provincia es ser lo más neutral posible, pero si a eso le sumas que somos 23.000 jubilados y 8.000 funcionarios explica algunas cosas más. Aquí en Soria el que no es funcionario tiene algún familiar directo, así que cualquiera sale en la foto a criticar al jefe político, porque al día siguiente estás en la lista negra, te cambian de puesto o te acosan de la forma más sibilina posible. Parece increíble que a estas alturas de desarrollo de libertades, todavía en Soria se respire miedo en determinados servicios o en el propio Ayuntamiento de Soria a criticar al superior político. Y es que últimamente se ha instalado la máxima de que “o estás conmigo o estás contra mí”, si eres de los míos todo son prebendas y privilegios y si no a galeras. No crean que no es triste.
Los más reivindicativos históricamente han sido los agricultores, ya decía Cicerón que es la profesión de hombres libres y ahora ni eso, ya que te expones a que te revisen la PAC. Aun así pierdan el miedo a hablar, a protestar, a denunciar, a defender sus derechos, a participar, aunque se expongan a represalias, para echar de la politica a todas esas malas personas advenedizas que tanto veneno inoculan por donde pasan. y que no hacen nada por esta tierra. Porque si el miedo nos paraliza, estaremos muertos…