Un niño corre con el balón durante una sesión que planificó la Escuela Trebia. Soria Club de Rugby


REPORTAJES
Actualizado 20/10/2018 10:57:07
Bernat Díez

Desde la Escuela Trebia, que se movió el año pasado en torno a las 15 fichas, se apunta a dar un salto cuantitativo en este presente curso. El primer paso, la promoción por los colegios.

Se acerca el momento de coordinar a las nuevas generaciones, que han de dar sentido al encomiable trabajo que se realiza desde el Ingenieros de Soria Club de Rugby. Los pequeños, dentro del proyecto de la Escuela Trebia, tiran la puerta abajo. Ángel Alonso, una de las voces autorizadas en el club, cuenta que los valores transmitidos desde Ingenieros recorren todos los escalones de la entidad. “El rugby se basa en el respeto, en el trabajo o en la solidaridad”, explica Alonso, quien matiza que esos conceptos valen “tanto para los pequeños como para los mayores”. La Escuela Trebia se movió el año pasado en torno a las “15 fichas”. Una escuela “pequeñita” que quiere un repunte infantil. Justo ahora empezarán a “promocionarse por los colegios”.

Un arranque lógico. “A los pequeños les explicamos que al contrincante siempre hay que respetarlo. Sin él no se puede jugar”, contextualiza Alonso. Quizás, “en algunas ocasiones, como se ha visto en la tele, los padres son más problemáticos que los mismos niños”, ríe. Los pequeños quieren “jugar y divertirse”: lo esencial.

Primeras experiencias. “Lo primero que deben hacer es coger el balón, jugar con él y con las manos, etc”, analiza Alonso sobre la fisionomía de un esférico completamente nuevo para los chavales. La interacción con el balón y con el espacio marca el punto de partida. “Que tengan un primer contacto y sea satisfactorio, el objetivo”, puntualiza Alonso sobre una escuela que congrega a menores de 16 años. En la Federación Aragonesa “juegan sin un resultado final (marcador)” hasta la categoría sub-14. “Ellos juegan y se mezclan con otros equipos para poder jugar partidos”, desgrana Alonso. Entrenan un día a la semana, de 17:00 a 18:30 horas.

Los chavales deberán ir “aprendiendo una serie de cosas. Ser capaces de acabar entendiendo el juego”. A edades tempranas, los muchachos están “más dispersos”. Avanzar en el campo, primer “concepto”. El rugby exige “orden” y, poco a poco, esas promesas irán adquiriendo disciplina. Paso a paso, desde la Escuela Trebia se pulirá el “egoísmo” por querer mantener el esférico a toda costa. “Hasta que no caen al suelo no lo sueltan”, matiza.

Alonso desea que la escuela “crezca”. Un buen y primer número rondaría las “25-30 fichas”. La creación de “un equipo propio” también entra en los planes de Alonso. La nobleza de un deporte minoritario quiere seguir placando dudas y miedos.

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