La opinión de Roberto Vega, entrenador de base.
Editado por el Ayuntamiento de Soria en 2017, coordinado por Laseca y Millán, la obra está sutilmente embellecida como memorial a Pepe Sanz y Peracho.
Con la distancia temporal pienso mejor lo que escribieron Bárez, Ignacio, Laseca, César, Andrés, Julio, Fermín, Diago, Castelló, Toñarras, Silvano, emocionado con los mundos de vida construidos: “Él me llevó por primer vez a Sarnago. Las rutas literarias; y un año tras otro, rutas; parada, trago, relato y un brindis en el hayedo. Te llevaba por sendas secretas hasta el canecillo románico más ingenuo. Como entrenador de fútbol que soy también recibí el ánimo de la amistad cuando los marcadores me eran adversos. Hacía un tiempo que me decía que se iba, pero confiaba.”
Y con esa distancia sentimental de Marian, Lola, Susana, Javier, Juan, Ángel, María Poza, Antonio Ruiz: “Si hacía muy buen día nos íbamos excepcionalmente al bar de Renieblas y pedíamos un completo (lomo de la orza, chorizo en aceite, costilla de cerdo, huevo frito y pan de hogaza: todo dietético y vegano); así vivíamos. Me piden ser eco del grupo de contertulios, por qué no decir también amigos, del encuentro mensual en el Casino. A la salida nos quedamos varias personas, y allí me habló del desierto; y me habló de la poesía.”