Fernández Pinedo vence en la maratón de Logroño. Cedida


DEPORTES
Actualizado 08/10/2018 21:15:27
Bernat Díez

A Enrique Fernández Pinedo no se le ha olvidado ganar. Clava el cronómetro en dos 2 horas, 30 minutos y 47 segundos en La Rioja –una marca “normalita”– y se despide con un oro de una lesión que le ha apartado ocho meses de la sabana.

“¿Cómo vas a correr una maratón?, ¿Estás loco?”. Enrique Fernández Pinedo, ‘El Tigre’ de Almazán, recibía esas controvertidas preguntas antes de disponerse a ganar en La Rioja unos 42 kilómetros y 195 metros, otros de tantos y tantísimos acumulados en esas piernas morenas, que engordan el palmarés de un fondista campeón. El felino adnamantino, anestesiado con un tortuosa pubalgia, había permanecido ocho meses en la jaula. Demasiado tiempo para Fernández Pinedo, quien se desquitó anteayer en un abrir y cerrar de ojos (2 horas, 30 minutos y 47 segundos) del calvario por el que había pasado, dejando su impronta en la maratón de Logroño. Triunfo, recuperación y semivuelta a empezar. ¡Ya está aquí El Tigre!

Ni estaba muerto ni estaba de parranda. Andaba recuperándose de una pubalgia que acabó “en un edema óseo en el pubis” por forzar en exceso una máquina que le decía basta. Quería llegar, a toda costa, a la maratón de Sevilla que se disputó el pasado mes de febrero. “Era llegar o no llegar”: El Tigre “no tenía otra opción. Claro, acabó rompiéndose en ese camino a Al-Andalus. “Una lesión mucho más grave”, alega. Mientras se lamía las heridas en la cueva, al majestuoso bicho se le hizo de noche: ¡qué invierno más duro para el batallador adnamantino! Ocho meses de sequía. “Parar y recuperar”. Pasó de largo la maratón de Sevilla y el Europeo de Berlín, donde fue gente que corría en “dos horas y 17 minutos”. Mueca del felino. Él las tenía todas consigo para rebajar esa factible marca.

Hasta los tigres sienten pánico. Dudaba Fernández Pinedo antes de arrasar en La Rioja este pasado fin de semana. “La verdad es que me daba miedo. Después de un mes entrenando (normal) y correr esa distancia tan de repente… Me daba un poco de respeto”, señala. El Tigre más humano pasó “tranquilo” la media maratón en Logroño. Con “buenas sensaciones” en el ecuador. No le dolía “nada”. Ni rastro de la pubalgia. Era posible un nuevo bocado de un animal muy hambriento de triunfos y por zanjar el paréntesis que le había enjaulado. A partir de la media maratón, se quedó “solo”. Aumentó el ritmo. Acabó bien, “sin molestias”. Volvía por sus fueros, es decir, por un camino que acababa en una nueva victoria, otra de tantas para un Fernández Pinedo harto de echar horas y horas en el gimnasio de Almazán. En invierno, en primavera y en verano de 2018, parado. Como si una correa le atase a una máquina elíptica. "Echaba en falta" el trote desmedido por los parajes naturales de Soria. Caen las primeras hojas de este otoño; ruge El Tigre.

Lo curioso es que El Tigre pensaba más en la resaca del día siguiente que en una más que probable –por la idiosincrasia y la trayectoria de Fernández Pinedo– victoria en La Rioja. Lo que más le “preocupaba” era el hecho de levantarse hoy sano y salvo, sin que remitiesen “los dolores”. Ese aspecto era el “más importante”, pues la marca (2 horas, 30 minutos y 47 segundos) no deja de ser “normalita”, lanza. Le devolvió, con creces, el compromiso al Ferrer Sport, club al que defiende con su elástica naranja y entidad deportiva que organizaba el evento en Logroño.

No estaba “físicamente para disputar una maratón”, aunque acabó ejecutándola: “Siempre hay que hacer una locura”, ríe. Ahora, “cada día más kilómetros”. A progresar mentalmente y libremente por los montes. En principio, El Tigre ha descartado la maratón de Valencia el próximo 2 de diciembre. No es caprichoso, también descarta la maratón de Sevilla 2019, y buscará “una prueba buena para correr en marzo o en abril”. Paciencia y buenos alimentos: Fernández Pinedo se lo toma con calma. No correrá, ¿o precisamente eso es lo que quiere?

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