La opinión de Casandra González, jurista que oposita.
Estamos en la cuenta atrás o el ‘countdown’ hacia las elecciones y hay que ponerse guapa o guapo. Ya nos han dado el pistoletazo de salida a nivel nacional, diciendo que empezaban a trabajar de cara a las municipales y se nota. Como primer plato vamos a tener una iluminación de la Navidad nunca vista en Soria, sí, sí, nos vamos a gastar casi tres veces más que otros años, en concreto, hemos pasado de gastar 60.000€ a 170.000€, es un derroche muy innecesario y no es lo que los sorianos necesitamos, aunque quede precioso y nos ilumine el alma.
De la misma manera, también tenemos adoquines, un montón, incluso cada vez más, como blasón de la ciudad, superficie incomoda y molesta para todos, tanto peatones como vehículos.
Ahora bien, la justificación de adoquinar es, en principio, que somos una ciudad castellana y que es nuestro estilo histórico, argumento veraz pero un poco desfasado en el tiempo, si el adoquín lleva puesto miles de años, debe cuidarse y mantenerse porque es algo propio de la ciudad, histórico, cultural e incluso artístico. Lo que no es normal es ponerlos nuevos, señores, estamos en 2018, los adoquines que ya estén déjenlos pero no pongan nuevos que es un pavimento insufrible. Es como si nos diera por ir en carros de caballos porque era lo que se hacía en Castilla en el siglo XVI. Aunque debo reconocer que esta Navidad vamos a ver muy bien todos los adoquines con tantas luces, y esto es de agradecer. Siguiendo la marea de promesas y proyectos en el ámbito supramunicipal de Soria, también tenemos una nueva forma de hablar, es decir, el uso irrefrenable del quizás, puede ser, probablemente, tal vez…, que traducido significa no o no tengo ni idea. Cuando nos hablan del nuevo centro penitenciario usan el “quizá” como nexo esencial, que quizá se abra en 2019, que quizá saquen las plazas de los funcionarios pronto, o que probablemente construyamos la pasarela en Golmayo, o que puede ser que avancemos con la A-11…
Igual nos faltan luces de Navidad, pero no somos tan ingenuos.