Una celebración que en su cuarta edición pretende retormar el carácter verdadero de la festividad celta, haciéndola más íntima y sin "tantos artificios".
La noche de los difuntos, la del 31 de octubre, volverá a ser especial en Garray. La localidad vuelve a celebrar la festividad celta del Samaín, inicio del año nuevo para esta cultura y fiesta predecesora de Halloween según las palabras de Rubén García, de la asociación Tierraquemada. "El Halloween actual es un retorno de esta tradición celta. Por ejemplo, los numantinos en vez de vaciar calabazas hacían lo propio con nabos".
María José Jiménez, alcaldesa de Garray, ha puesto en valor esta celebración como una forma de hacer atractiva a la localidad para el visitante pero haciéndolo visibilizando las tradiciones y la historia del municipio.
También en este sentido se ha manifestado Ernesto López, organizador del Festival de las Ánimas, que ha destacado el papel "de todas estas iniciativas en la protección de la cultura soriana y del patrimonio de una tierra que pasa por un momento muy delicado con varios pueblos al borde de la desaparición".
El comienzo de las actividades, organizadas por la Asociación Cultural Celtíbera Tierraquemada, será a los pies de la muralla que conforma el acceso actual al yacimiento de Numancia sobre cuya torre el gaitero escocés John Stewart interpretará el himno “Amazing Grace” a partir de las 18.00 horas.
A continuación, desde la entrada al yacimiento, todos los asistentes podrán participar en el desfile de antorchas presidido por acordes de gaita, que bajará hasta el Németon, la pradera junto al río, a las puertas del Bosque de los Héroes. En ese momento, el Ayuntamiento de Garray apagará toda la iluminación artificial para resaltar el color de las antorchas.
En esta edición también se dedicará una estela funeraria a un héroe numantino, que en esta ocasión será Retógenes, el último adalid numantino, que estará ubicada en el denominado Bosque de los Héroes desde el comienzo de la tarde, espacio que podrá ser visitado en todo momento.
Una vez en la pradera, el celebrante, también llamado Druida entre algunos pueblos celtas, desvelará a los asistentes el origen del Samaín, su vínculo con el fuego y con los espíritus y cómo esta celebración ha llegado hasta nuestros días. Encendida la hoguera ritual, se invocará la protección del dios principal de los celtíberos, el dios Lug, quien se hará presente entre sus llamas, compartiendo su luz con los buenos espíritus que esta noche mágica volverán a caminar entre la gente, y alejando de igual modo a los malos, todos ellos dominados y controlados por las artes mágicas del místico oficiante.
Finalizará el Samaín envuelto en sonidos de gaita que acompañarán a los presentes en un banquete comunal con sabor a rito ancestral, compartiendo carnes asadas en el fuego purificador en la explanada junto al río Duero, organizado por el Ayuntamiento de Garray.
En su cuarta edición el Samaín "vuelve a mirar al interior, hacia el carácter verdadero e íntimo de la celebración celta", ha señalado Rubén García.