La opinión de Alfredo Vallejo, colmenero y pensador.
La inmensa mayoría de los hombres viven la época que les toca vivir sin perspectiva histórica alguna.
Siempre fue así y hoy no es una excepción a pesar de la superinformación que nos anega. Nunca fue fácil ver el bosque sin salir de él. Sin perspectiva no hay claridad; todo es bulto.
¿Qué tiempo nos está tocando vivir a nosotros, hoy, hombres del primer tercio del siglo XXI?
Un tiempo de inseguridad. Sin duda, pero siempre los hombres vivieron ese tiempo.Un tiempo desconcertante. La vida de los hombres ha sido desconcertante siempre, tanto como ahora.
Un tiempo miserable e injusto; la injusticia y la menesterosidad siempre han estado pegadas a la piel de los hombres, como las lapas a las rocas marinas.
¿Cómo podríamos al fin definir nuestro tiempo y señalar sus características propias y exclusivas?
Seguramente es la globalización la principal seña de identidad de nuestro tiempo. Y todas sus secuelas. Problemas globales; amenazas globales, angustias globales, fealdades globales, inseguridades globales, deterioros globales… Esperanzas globales. “O nos salvamos todos, o no se salva nadie”.
También se ha llamado a este tiempo que nos está tocado vivir “tiempo de la posverdad”, “tiempo de la verdad arruinada”, “tiempos feos”, “tiempos de las multitudes”, “tiempos de intemperie”, “tiempos de ruido y de ruidosos”...
Dese una vuelta y visite cualquier museo de arte contemporáneo. Seguramente podrá usted mismo seguir ampliando la lista.
Y es curioso… seguramente nunca hubo en la historia entera de la humanidad un tiempo mejor que el que tenemos. Con mucha diferencia. Es curioso. Muy curioso.