La plaza Mayor de Almazán. /SN


RUTAS
Actualizado 07/12/2018 17:49:28

Historia, legado y cultura en la segunda localidad, en cuanto a habitantes se refiere, de la provincia de Soria. En una área ‘gobernada’ por su imperial muralla, el oxígeno del municipio pasa por lo bombeado en el parque de La Arboleda. Cruzando el puente, incapaz de acallar al Duero, el casco antiguo, donde se ubica la plaza Mayor.

Almazán, la villa que maravilla. La localidad soriana es la segunda en la provincia en cuanto a números de habitantes se refiere, por detrás de la capital. Historia (tierra de Reyes con orígenes árabes), cultura (Diego Láinez, segundo General de la Compañía de Jesús, que se levanta en la plaza Mayor adnamantina) y templos monumentales, como la muralla de Almazán, una estructura remodelada que cuenta desde el pasado mes de noviembre con el reconocimiento del XI Bienal AR&PA. Además, la villa soriana opta a ser el ‘Pueblo más bello de Castilla y León’ en esta presente edición. Un paseo por Almazán, la villa que encandila.

Sobre una superficie de unos 166,53 kilómetros cuadrados y bajo la supervisión de las Fiestas de la Bajada de Jesús (Jesús Nazareno es el patrón de Almazán), la localidad adnamantina -la cual se atrevió a saludar al pueblo de Soria- enseña varios puntos en los que adentrarse. Mientras el rumor del agua del Duero se cuela por debajo de los pasos de aquellos que cruzan un camino, que se convierte en el puente de trece ojos, hacia el casco antiguo, a continuación esperan la Puerta de la Villa, que da paso a la plaza Mayor, centro monumental y cívico de la ciudad, o la Puerta del Mercado, recinto amurallado del S. XII-XIII.

En el centro de la villa, susurrándole a la plaza Mayor, se encuentran la iglesia de San Miguel, que combina diferentes estilo arquitectónicos (califal, románico, mudéjar, lombardo y cisterciense) y el palacio de los Mendoza, un espacio señorial que recuerda el esplendor de épocas pasadas, como cuando se estableció la corte de los Reyes Católicos y la del heredero, el príncipe Juan. Entre ambos edificios, el Postigo de San Miguel da acceso a un espectacular mirador sobre el Duero.

El parque de La Arboleda, el oxígeno de Almazán. La exuberante vegetación convierte a este espacio natural en el mejor lugar para disfrutar y relajar los sentidos. También se emplea como recinto ferial, acoge numerosas instalaciones deportivas. Además, entre los árboles, se pueden contemplar una serie de esculturas realizadas por prestigiosos escultores nacionales e internacionales.

Puntos claves

Iglesia de San Miguel. Declarado Monumento Nacional. Iglesia románica del siglo XII de excepcional interés por la peculiaridad de sus formas arquitectónicas. Si ya en planta dibuja una distribución compleja de tres naves con cabecera desviada, sorprende y encuentra su culminación en la bóveda del crucero, con rara cúpula nervada al estilo califal. Otras influencias que se aprecian son las orientales, mudéjares, lombardas y cistercienses.

Puerta de la Villa. Es una de las entradas de la cerca medieval, obra militar de los siglos XII y XIII que confirma el nombre que los árabes le dieron al lugar: ‘El Fortificado’.

Palacio de los Mendoza. La zona norte, de la segunda mitad del XV responde a modelos
góticos-isabelinos, con artesonados y alfarjes mudéjares. La fachada principal, cien años posterior, es clasicista, con portada resaltada y blasón. En la parte baja se abre al público el CRV que guarda en su interior el llamado “Tríptico de Almazán” tablas de pintura policromada obra de Hans Memling (1435-1494).

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