La localidad cercana a la capital alberga en su término páramos, choperas y pinares que se mezclan con carrascas y donde el corzo reina callado en invierno.
En el centro de la provincia, quizá un poco al este, el compás navideño parece detener el tiempo en el término de Alconaba. Parajes por descubrir, con páramos donde el silencio tan solo se interrumpe por el caer de alguna gota tras la escarcha de la madrugada de este 25 diciembre. Y también algún ladrido de corzo, que delata nuestra presencia, pretendidamente sigilosa.
Caminos que parecen acotados y cartelerías de indicadores a lugares que tuvieron, quizá, un esplendor más acentuado que ahora. Salpicados de pinos, chopos y encinas en laderas suaves, rojizas con cantaleras escondidas entre hierbas y zarzas.
Y de camino las vías del tren, que sin llevar a ninguna parte, permanecen cosidas al suelo, asumiendo también tiempos pasados que ya no vuelven en vagones de regreso.