La opinión de Roberto Vega, entrenador de base, en Soria Noticias.
Caminamos, jugamos, buscamos. El individuo y su libertad son así, pero organizar juegos, caminatas o búsquedas que impliquen a seres humanos es inviable en solitario.
Buscamos por necesidad o por placer, jugamos, caminamos, pero, ¿estamos solos? Nuestra sociedad es heterogénea y el grupo da sentido a lo que proponemos.
Deportistas. Peregrinos. Curiosos. Caminantes. Aprendices. Cualquiera de estas palabras describen a ciudadanos que se atreven a organizar una convivencia con un grupo humano diverso para ofrecer varias cosas, en un espacio y un tiempo determinados, como mover el cuerpo, llenarnos de naturaleza, practicar la humildad, aprender a compartir, escuchar conversaciones sobre Filosofía, Antropología o religiones…
Se dice que “las instituciones quedan, las personas pasan”. Y qué gran duda me sobreviene. ¿Qué utilidad tienen las instituciones devaluadas, sin capacidad de ofrecer alternativas a los problemas humanos visibles y cotidianos? Ya sea en Santa Quiteria por encima del Duero y con tres acompañantes, bien sea en Pico Frentes por debajo del infinito cielo azul y con quince romeros, ¿quién no se siente humilde ante la grandiosidad del paisaje y la habilidad de los buitres en su ascenso?