Recibe el reconocimiento en su larga y prolífica trayectoria profesional donde alaban su "entrega y sacrificio" en la profesión y también como ejemplo para "distinguir con acierto la ruta del mañana".
El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos entregaba el título de Colegiado de Honor a Fernando Sáenz Ridruejo. El acto, la pasada semana, contó con la presencia del presidente del Colegio, Juan A. Santamera, además del vicepresidente de la entidad, José Polimón, su secretario general, José Javier Díez Roncero, y del ingeniero Fernando Gutiérrez de Vera, quien pronunció la laudatio del homenajeado.
Durante su discurso, Fernando Sáenz Ridruejo comenzó su oratoria parafraseando a Goethe: “Dichoso aquel que recuerda con agrado a sus predecesores, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila”. En sus palabras de agradecimiento, recordó su Soria natal; la Colonia de Maudes en la que vivió en Madrid; el Colegio Maravillas; la academia Díaz Balaguer; la antigua Escuela del Retiro; así como las empresas y ministerios en los que trabajó, como la Escuela en la que fue profesor y las entidades en las que colaboró posteriormente.
Aprovechó sus palabras para recordar a muchos ingenieros, referentes, con los que compartió su vida ingenieril, “compañeros listos y generosos”. Recordó su labor en la revista Clave, junto con Gutiérrez de Vera, o su trabajo en el extranjero. Señaló que “las obras públicas son realidades muy complejas, que pueden determinar la prosperidad o la ruina de comarcas enteras, determinan la ordenación de un territorio y no se deben planificar en función de meros intereses electorales y coyunturales. Tampoco terminan las obras en el momento en que son inauguradas por el ministro de turno”.
Sáenz Ridruejo agradeció su inclusión en el grupo de ‘Colegiados de Honor’ y repasó las virtudes de algunos de sus predecesores en este título. Explicó que “más que historiador, ya que me falla la metodología, mi labor es más de curiosidad”. Para concluir, agradeció esta mención, máximo reconocimiento del Colegio, y manifestó que este título le obliga a seguir trabajando y contribuyendo en esta labor a la que lleva dedicado muchos años”. Fernando Gutiérrez de Vera pronunció una laudatio sobre Sáenz Ridruejo con un recuerdo a José María Aguirre, profesor de ambos, “primer presidente del Colegio y origen, por tanto, de esta notable serie de premiados”, quien explicaba que las bases de su éxito profesional habían consistido en hacerlo bien y hacerlo saber. “Este consejo del buen hacer ha caracterizado la trayectoria de Fernando”, señaló.
Afirmó igualmente, con rotundidad, que “Fernando es el historiador de los ingenieros de Caminos, el relator de sus obras, su entrega y sacrificio, sus intereses y campos de desarrollo. Así, ha puesto a nuestra disposición un caudal único de conocimiento sobre sus hombres y sus realizaciones, colaborando en más de 200 obras, con cinco libros propios, doblando su tarea de historiador con la de académico correspondiente y profesor en la Escuela de Madrid”. Hizo mención además a su ‘Historia Palindrómica Universal’, “obrita singular sobre el arte de hacer palíndromos”, desde la cual encuentra excusa para alabar a su Soria amada: ‘son airosos o sorianos’ o ‘amad a Soria, airosa dama’. Gutiérrez de Vera manifestó que el colegiado de honor aporta, en ese grupo, una “presencia única en su faceta combinada de profesional e historiador de las realidades profesionales”. Y añadió: “Su ejemplo y sus escritos deben animar a los nuevos ingenieros en una tarea apasionante: contribuir al desarrollo del tercer mundo y a la mejora de la calidad de vida en nuestro propio territorio”. Agradeció a Fernando “su mirada paciente de tranquilidad, buen humor y perspectiva ante los problemas a resolver en el ámbito profesional”.
Por su parte Juan A. Santamera señaló que Fernando Sáenz Ridruejo es un ingeniero de Caminos, Canales y Puertos con alma de historiador, “podría decirse que sabemos lo que somos los ingenieros de Caminos porque Fernando nos lo ha explicado, con un pormenor digno de un ingeniero, pero con una profundidad que revela que, bajo esta capa tecnológica, palpita la curiosidad y la pasión de un gran humanista”. Hizo un breve repaso por la biografía y las obras de Fernando, apuntando que “no es tarea fácil escribir la historia de una corporación tan compleja y potente como la nuestra que, en palabras del propio Fernando en su prólogo, ha ‘contribuido decisivamente a vertebrar España, a hacer habitable su suelo y a elevar el nivel de vida de sus habitantes’”.
Para concluir, puso en valor la entrada del ingeniero en la nómina de los Colegiados de Honor y afirmó que “ojalá que este reflejo de la experiencia nos sirva a todos para distinguir con acierto la ruta del mañana".