La Consejería de Fomento y Medio Ambiente entrega una placa de reconocimiento a 58 empresas de Castilla y León por su esfuerzo en la gestión ambiental durante el año 2018 y a la cementera Cosmos, que voluntariamente ha implantado el Sistema de Gestión y Auditoría medioambientales EMAS. El acto se ha celebrado en el transcurso de la jornada ‘Empresas y Medio Ambiente’, dentro de la II Estrategia de Educación Ambiental.
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha participado esta mañana en la entrega de reconocimientos a 58 empresas de la Comunidad por su esfuerzo en la gestión ambiental en la obtención de la autorización ambiental y a la empresa Cementos Cosmos, S.A. por haberse inscrito, en 2018, en el Registro de organizaciones adheridas al Sistema Comunitario de Gestión y Auditoría Medioambientales EMAS de Castilla y León. Con esta empresa, son ya 23 las organizaciones inscritas en el Registro EMAS en Castilla y León.
La autorización ambiental es una exigencia obligatoria para determinadas actividades empresariales, que conlleva un exigente test cuya superación indica la seriedad con la que ese proyecto empresarial aborda su gestión ambiental en materia de contaminación, residuos, eficiencia y el ahorro energético, la promoción de las energías renovables o la reducción de la huella de carbono, en todo el proceso productivo. Y que se somete a una vigilancia y control exhaustivo por parte de la administración.
Por su parte, la adhesión al sistema EMAS implica su validación por verificadores medioambientales acreditados que constatan la reducción de los impactos ambientales adversos, la optimización de los procesos de producción y la mejora de la eficiencia en el uso de los recursos, así como la difusión y comunicación de información sobre su comportamiento medioambiental, a los grupos de interés y al conjunto de la sociedad.
La Consejería de Fomento y Medio Ambiente entiende que la difusión de estos comportamientos al conjunto de la sociedad sirve de ejemplo de comportamiento responsable y comprometido y evidencia que existe una relación positiva entre economía y medio ambiente. En este sentido, la adhesión al Sistema EMAS sirve como herramienta de mejora continua del comportamiento medioambiental y de promoción, que abre oportunidades de negocio en mercados donde los procesos de producción ecológicos son importantes y mejora también la relación con los clientes, con el entorno local y con la administración.
La entrega de estas placas de reconocimiento se ha producido durante el transcurso de la jornada ‘Empresas y Medio Ambiente’, que ha comenzado con la intervención del jefe de área de Ganadería y Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Odón Julián Sobrino, y que ha concluido con las palabras del consejero de Fomento y Medio Ambiente.
En Castilla y León, hay 847 instalaciones que cuentan con autorización ambiental, de las que 592 son ganaderas. En este régimen, se encuentran las empresas productivas con mayor volumen de facturación de la Comunidad, con una cifra anual superior a los 13.000 millones de euros. La autorización ambiental supone la creación de un centro importante de producción y, paralelamente, de empleo, ya que los centros de menor entidad no requieren esta autorización.
De las 58 empresas que han obtenido la autorización en 2018, 46 están relacionadas con el sector agroganadero, porcino en su mayoría, y las restantes son instalaciones relacionadas con la gestión de residuos, la producción térmica a partir de biomasa, la fabricación de palas de aerogeneradores y la ampliación de instalaciones industriales.
La jornada se inscribe en el marco de la II Estrategia de Educación Ambiental de Castilla y León 2016-2020, uno de cuyos grupos de interés lo constituyen las empresas, las organizaciones empresariales y los sindicatos, y uno de sus objetivos generales es evidenciar la relación positiva entre economía y medio ambiente.
Esta Estrategia fue aprobada por el Consejo de Gobierno en junio de 2016 y pretende concienciar a la población de Castilla y León sobre su realidad ambiental y contribuir, desde la educación ambiental, a conformar unos modelos de conducta activos en pro de la sostenibilidad social y económica que mejore la calidad de vida de los habitantes de la Comunidad.