De todas las mujeres que habitan en mí

Juro que hay algunas que yo ni conozco, reza la canción. Semana de la mujer, en la que cada cual, además de los políticos, tiene una postura. La mía nunca es la misma, no puedo definirme ni permito que me definan, y ante cada circunstancia tomo una actitud. Que un hombre, normalmente mediocre, cuestione la paridad, por ejemplo, en la política, hace que se me hinche la vena y salga la feminista que llevo dentro. Sin esa cuota necesaria, el mediocre y otros más ocuparían el lugar que por derecho correspondería a mujeres infinitamente más válidas, así que sí, lamentablemente sigue siendo necesaria la cuota de mujeres. Que se asesine a mujeres tooodos los días, enferma e indigna a la feminista que soy. Que cuando en un colectivo compuesto en un 99% por mujeres, el jefe sea un hombre, pues también me revela. Que en ocasiones las mujeres seamos capaces de ser las más machistas compitiendo como rivales más que como iguales, también me convierte en feminista. Todo aquello que puede suponer desigualdad, brecha de cualquier tipo, raseros distintos, todo lo que la administración define tan bien como falta de “igualdad, mérito y capacidad”, me revela. Pero también me revelan las manipulaciones, los hombres que son más feministas que yo misma, los gurús del medir si tu postura es muy, más, poco, mucho o regular feminista, si mi compromiso con esto de ser mujer es suficiente. Soy mujer, fíjate si estoy comprometida. A ver cuándo puedo decir, simplemente, que soy persona, una persona comprometida.