Siempre es mejor conservar un diente que optar por extracciones e implantes.
Los dientes deberían ser para toda la vida, pero las caries y los traumatismos hacen que no lo sean. Su conservación en la boca sigue siendo la mejor opción. Mejor que los implantes dentales oseointegrados. Los empastes no son eternos pero si hay buena higiene dental y revisiones se alarga su vida.
Cuando se afecta el nervio (el complejo dento-pulpar) los dentistas realizamos el tratamiento de conductos que consiste en eliminar del tejido pulpar (nervio) del interior de las raíces (endodoncia), para conservar el diente manteniendo su función normal en boca.
El tratamiento consiste en eliminar el nervio del diente con limas y rellenar el conducto con material biocompatible para evitar la filtración bacteriana. Luego se obtura el diente con un empaste provisional que será cambiado por una restauración definitiva: bien realizada en la boca con un empaste o reconstrucción (directamente) o mediante una corona o una incrustación en dos fases. El dentista y el paciente elegirán la opción dependiendo del diente sano y del presupuesto.
La causa principal suele ser una caries avanzada o un traumatismo que afecta a la pulpa. Los síntomas habituales son dolor de distintas intensidades constante o intermitente. A veces, el único signo es una fístula en la encía o cambios del color del diente afectado. Por desgracia, hay ocasiones que no queda estructura del diente para salvarlo con una endodoncia, casi siempre por tardanza en acudir al dentista.
No existe “garantía de por vida”, salvo en publicidad engañosa. El éxito es cercano al 96%. Con el tiempo con las revisiones de manteniendo adecuadas la endodoncia constituye un tratamiento efectivo. Es importante cuidar los dientes.