Soria mantiene 33 localizaciones en claro peligro de desparecer.
Una de cal y una de arena para el patrimonio artístico y cultural de Castilla y León. La asociación Hispania Nostra ha incluido en las últimas semanas en su Lista Roja del Patrimonio (www.listarojapatrimonio.org) dos monumentos palentinos: las esclusas 31 y 32 del Canal de Castilla y la ermita de la Virgen del Amparo, en Villavega de Aguilar, por su estado de abandono y ruina. A la vez, ha sacado del mismo listado a la iglesia de San Pedro Apóstol de Paones (Soria).
En la iglesia recuperada se ha realizado la consolidación y restauración integral. La intervención se ha llevado a cabo en una serie de fases que se iniciaron con trabajos de desescombro y limpieza interior y culminaron con la total consolidación del bien. Recientemente, la Junta de Castilla y León finalizó los trabajos con una inversión de 206.600 euros. La actuación ha sido promovida y financiada por la Dirección General de Patrimonio Cultural.
Templo de una sola nave, con cabecera semicircular, presbiterio recto y espadaña a los pies, construido en fábrica de mampostería, sillería y encofrado de cal y canto. La cabecera románica de la iglesia data de finales del siglo XII, mientras que el resto de la iglesia fue reformado posteriormente y con añadidos de los siglos XVII y XVIII. A mediados del siglo XVIII, Paones era lugar del señorío de la marquesa de Berlanga y duquesa viuda de Uceda. La fuerte despoblación que afectó a Paones en la segunda mitad del XX, como a muchos otros pueblos de la provincia, contribuyó a la pérdida de uso y por tanto de atenciones hacia su iglesia.
La ermita de la Virgen del Amparo se cree que fue levantada en el siglo XII como un edificio de estilo románico muy sencillo. De ese periodo apenas conserva elementos, ya fue objeto de varias remodelaciones posteriores hasta el siglo XVII. Ya no hay culto y la imagen de la Virgen ha sido trasladada al principal centro religioso del municipio, la iglesia parroquial de San Juan Bautista. La ermita ha sido convertida en un almacén y su deterioro continúa. Se aprecia por ejemplo en las innumerables goteras de la cubierta, la pequeña sacristía se encuentra parcialmente hundida y se han desprendido las molduras que adornaban el alero de la cabecera. La bóveda se encuentra en muy mal estado y la cornisa ya se ha desprendido.
La fábrica de harinas-central hidroeléctrica de las esclusas 31 y 32 del Canal de Castilla fue construida bajo la dirección del ingeniero Juan de Homar hacia el año 1803. Durante el período en el que el Canal cumplió la función de transporte, hasta 1956, las esclusas se convirtieron en puntos neurálgicos alrededor de los cuales se levantaban almacenes y fábricas que se beneficiaban tanto de la existencia de embarcaderos como de las almenaras, cuya función era la de permitir la circulación del agua sin abrir la esclusa utilizando un cuérnago lateral controlado por una compuerta, donde se instalaban molinos o turbinas. Por ello, en las inmediaciones de las esclusas de Viñalta permanecen los almacenes y lo que fue un molino de papel y en tiempos más recientes, fábrica de luz, con planta en ele de dos alturas y fábrica de sillares y sillarejos, ejemplo de lo que fue un ingente patrimonio al servicio del Canal, y que hoy, desde diversas instituciones, se intenta recuperar.
Se encuentra en estado de semirruina al solo mantenerse en pie la parte central de la cubierta del edificio. En sus dos laterales solo se conservan sus fachadas, creciendo la vegetación en su interior y apreciándose alguna zona caídas de aguas, así como maderos que en un día fueron parte de la estructura del edificio. En uno de sus accesos laterales carece de puerta, y tanto en la zona del transformador eléctrico exterior como en las piedras que forman parte de las esclusas ubicados junto a esta edificación se observa la existencia de pintadas.