Javier Reyes y María Dolores Orenes son una pareja de jurados con muchas ganas y que por fin, tras toda una vida esperando, pueden cumplir su sueño.
Al cruzar la puerta del local de Santa Catalina uno descubre a una pareja muy bien avenida. Javier y Loli se reparten los roles perfectamente y no hace falta demasiado tiempo para descubrir que ambos están como un flan aunque sea en Javier donde, en estos días previos a San Juan, la emoción parece desbordarse en cada frase que sale de su boca.
Ambos tienen experiencia en eso de intentar hacer las fiestas más agradables a sus vecinos. Loli (que así es como se presenta la jurada), asegura que sabe lo que significa el sentimiento de pertenencia a una cuadrilla. “He entrado en cuadrilla casi todos los años y conozco las labores que hay de puertas para adentro”. Javier, por su parte, ha dedicado toda su vida a la hostelería. “Yo trabajaba para que los demás pudiesen disfrutar. Es cierto que también se lo pasa uno bien detrás de la barra pero,... ¡Este año me toca a mi!", exclama mientras su cara se transforma rápidamente para lucir una gran sonrisa.
Responden a la vez a la pregunta obligada de ¿por qué en San Juan 2019?. “Teníamos mucha ilusión por poder llegar a representar a nuestro barrio. Lo íbamos dejando pasar porque siempre surgía algún tipo de imprevisto que nos obligaba a retrasarlo pero este año nos empezó a animar todo el mundo, nuestros hijos nos dieron el empujón y aquí nos veis, metidos de lleno”.
Sienten la responsabilidad de cumplir con el barrio porque “hay muchas cosas que pueden salir mal”, reconoce Loli. Pero Javier tranquiliza a su mujer recordándole que “hemos conseguido un equipo de colaboradores que son gloria bendita”. Empezando por sus tres hijos. “Mi hija fue jurada y ahora es nuestra secretaria porque controla todas las cuentas, el pequeño nos ha diseñado el logotipo y los tres están aquí para lo que necesitemos”.