Laura Jiménez, la '2' del BM Ágreda se confiesa en Soria Noticias.


DEPORTES
Actualizado 05/06/2019 16:40:35
Bernat Díez

La voz de la experiencia en este Sénior femenino abre fuego para concluir otra temporada en la que las celestes no han dejado indiferente a nadie (campeonas de Liga y segunda fase consecutiva de ascenso a sus espaldas). ¿Todo lo que sube tiende a bajar?, ¿hay gravedad en Ágreda?

¿Qué pasará con las celestes en la campaña 2019-20? La esencial duda, en el aire. Restan pocos días para que en el grupo de WhatsApp del Sénior femenino del Balonmano Ágreda vuelvan a formularse las preguntas fundamentales al principio de cada temporada. Vibran y suenan los móviles, “¿chicas, qué hacemos?”.

Cada temporada puede ser la última para la mejor generación de deportistas absolutas y femeninas que ha dado el Balonmano Ágreda. Sus profesiones y sus vidas alejadas de la Villa de las Tres Culturas hacen temblar a Juan Carlos Vera, técnico de las Guerreras del Moncayo. ¿Tendrán más hambre después de una Copa de Aragón (2017), dos fases de ascenso (2018 y 2019) y una Liga (la de esta pasada edición)? Esas cuestiones se resolverán pronto. De momento, sol, paella y playa para algunas de ellas. Merecidas vacaciones. Y ahora, Laura Jiménez (24/11/1988, Ágreda), la voz de la experiencia en este Sénior celeste, abre fuego para concluir otra temporada en la que las celestes no han dejado indiferente a nadie. Acostúmbrense, es lo natural en esta villa de los milagros.

Soria Noticias: El Sénior femenino no se ha conformado, ha dado un nuevo paso al frente esta temporada 2018-19 y ha vuelto a transgredir todas las leyes del balonmano. Con la modestia y el esfuerzo por delante, ¡sí se puede!

Laura Jiménez: Ha sido una temporada muy buena. Quizá, al haber ascendido dos equipos de Aragón a la División de Honor Plata, nuestra Liga se haya visto resentida. Pero el equipo ha respondido con creces. Ha dado el nivel y lo ha mantenido.

SN: ¿El éxito de este plan recae en que todavía se cree en ‘a lo que quiere jugar ‘Juan Carlos Vera? Empastan a la perfección.

L.J: Sí. Juan Carlos prepara partido a partido. Procuramos seguir lo que él nos aconseja. Poner en práctica lo que él prepara partido tras partido, dependiendo del rival.

SN: Se observa en lo que dice que el discurso de Vera sigue muy vivo.

L.J: Jornada a jornada.

SN: ¿Qué influencia ejerce Laura Jiménez sobre este Sénior femenino?

L.J: (ríe) Realmente, no soy consciente de lo que implica ser veterana. No lo noto. Entre otras cosas, porque el resto del grupo tiene más experiencia en las grandes competiciones, aunque ellas sean más jóvenes. Intento aportar lo que se pueda. Entré en este equipo y pensé desde el primer momento que tendría que sudar para ganarme el puesto. ¡Las chavalitas tienen más experiencia en esto!

SN: No se acaba de mojar…

L.J: Para mí, el balonmano implica desconexión. Literalmente, me da mucha vida. ¿Qué aporto? Siempre tengo muchas ganas. Me apasiona competir.

SN: La experiencia es un grado. Usted, con 30 primaveras, tiene mucho que decir dentro de una escuadra que combina veteranía y juventud.

L.J: Estoy encantada con el equipo actual, como lo he estado en los demás equipos de los que he sido participe en temporadas anteriores. He formado parte del club desde sus inicios. Mi generación fue la primera que entrenó Juan Carlos. Durante cinco años me tomé un respiro. Juan Carlos me insistió para que volviera. En este equipo, me siento súper acogida desde el primer día. De cara a las competiciones, es muy bueno compitiendo, pero es que todavía es mejor a nivel humano. Lo de que somos una piña es real.

“El equipo ha dado el nivel y lo ha mantenido”

SN: ¿La maternidad propició su ‘tiempo muerto’?

L.J: Ese respiro lo realicé por obligación. Fui mamá de dos niños. No estuve en activo esos cinco años.

SN: Una mamá deportista que se mueve por las altas esferas del balonmano con las Guerreras del Moncayo. ¿De dónde saca el tiempo?

L.J: Es un orden dentro de un caos. Es un eterno agobio, pero cuando llegas allí, desconectas y es genial. Mis niños son parte del equipo. Ellos están, lo disfrutan y lo viven. Realmente, todos los años me replanteo dejarlo… Empiezo con muchas ganas, pero la carga de las rutinas me deja agotada. Vivo, literalmente, en un Tetris. Los primeros que me animan para que no lo deje son ellos; el mayor, que juega en las categorías inferiores del club, no me deja. De hecho, han venido a las dos fases de ascenso (Lanzarote y Gavà). No querían volver. Supone un esfuerzo, pero es mi manera de educarles: una vida dentro del deporte.

SN: ¿Ha llegado el momento de colgar las botas?

L.J: Físicamente, me encuentro genial. Si no lo puedo dejar nunca, muchísimo mejor. Si me replanteo la retirada es de cara a lo laboral y a lo familiar. Las circunstancias mandan. Esto es un hobbie, no me da de comer.

"Somos quienes somos, estamos quienes estamos y competimos con lo que podemos"

SN: ¿Creé que es bueno normalizar el triunfo absoluto de este Sénior femenino de Ágreda estos tres últimos años?, ¿están malacostumbrando a su Villa de las Tres Culturas?

L.J: Podría ser que el pueblo ya considere algo normal llegar a una fase de ascenso. Sin embargo, creo que se premia más el esfuerzo. Somos conscientes de que somos un club modesto, y nos damos cuenta cuando vamos a fases de ascenso: compites contra equipos grandes, quienes puedes elegir a sus jugadoras. Se piensan que somos el peor equipo, pero cuando nos ven competir… Se enteran de que somos las que somos. Si miran a su banquillo, este está llenísimo; si miran el nuestro, tres reservas. Entrenamos un día a la semana y gracias.

SN: Cuidado, que se va a atragantar con tanto realismo.

L.J: Somos realistas: somos quienes somos, estamos quienes estamos y competimos con lo que podemos. Nos reorganizamos cada año. Es un esfuerzo común del grupo. Últimamente, se palpan los resultados del grupo. Si se diera el caso de que no llegásemos al nivel o de que no nos clasificásemos ‘para tal’, el esfuerzo sería el mismo. Cuando se trabaja, se obtienen resultados. Tiramos de recursos anuales: durante el curso puede cambiar la situación de cualquier jugadora y esta causa baja…

“De cara a las competiciones, el BM Ágreda es muy bueno compitiendo, pero es que todavía es mejor a nivel humano”

SN: Lo de que cada año puede ser el último para esta generación histórica, ¿es un tópico o una situación que no se puede obviar?

L.J: Mi sensación es la de que cada final de temporada se queda ahí esa incertidumbre, la de no se sabe qué ocurrirá el curso que viene. El mensaje llegará tarde o temprano al grupo y una dirá que “pero, cómo no vamos a seguir”. Se mezcla la sensación de incertidumbre con las ganas de mantener esto. Es muy grande lo que hemos conseguido. Pasará un mesecito y nos lo volveremos a replantear. Cuando dos o tres se animan, se produce el ‘efecto dominó’. Es como una droga que engancha. ¿Cómo lo voy a dejar?

SN: ¿Nos referimos al presente equipo como el mejor Sénior femenino agredeño de todos los tiempos?

L.J: Considero que la generación de Ashley, Isabel, Andrea, Irene y compañía (la quinta del 95, 96 y 97) es la mejor de todas a nivel grupal. Estas compiten y lo seguirán haciendo. Sin embargo, a nivel individual, ha habido grandes jugadoras, muy buenas, que han pasado por aquí. Yo coincidí con Laura Omeñaca, del 76. Ángela Gil, Maika y Virginia también estuvieron aquí. La generación del 76 y las de su alrededor también fueron mágicas. Siempre digo que yo me considero un residuo del balonmano, de las que picotea y acaba en un grupo nuevo (ríe). De mi grupo, nos mantenemos cuatro (Paula Cacho, Sara Jiménez, Raquel Jiménez y servidora). Nosotras, que nos llevamos un año, hemos jugado muchos años juntas. Si un grupo se disuelve, las jugadoras talentosas pueden acabar perdiéndose.

“Mis niños son parte del equipo. Ellos están, lo disfrutan y lo viven”

SN: Si finalmente siguieran comandando este proyecto, ¿qué se puede esperar del próximo ejercicio? El listón está muy alto.

L.J: Volver a empezar, como cada temporada. Empezar a competir siendo conscientes de que somos un grupito humilde. Habrá que intentar volver a estar ahí. Si se logra conquistar otra Liga o se llega a otra fase de ascenso, perfecto. Son experiencias buenísimas. Hay que disfrutar de lo que hacemos. Se nos pedirá más, claro. Aunque las primeras que nos lo pedimos y las primeras que soñamos somos nosotras.

“La generación de Ashley, Isabel, Andrea, Irene y compañía es la mejor de todas a nivel grupal”

SN: A la tercera puede ir la vencida, pero el sueño se detiene en dos fases de ascenso fallidas (2018 y 2019).

L.J: Tras lo de Gavà sentí rabia. Escuece. Los marcadores no reflejaron la intensidad de los partidos. Lo damos todo. Nos falta creérnoslo más. También nos falla el banquillo. ¿Por qué no el año que viene? Quizá, en los últimos 10 minutos, nos crecemos y vamos hacia arriba en vez de ir hacia abajo. ¿Por qué no?

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