Alonso, en el balcón consistorial en unas fiestas patronales.


PROVINCIA
Actualizado 13/06/2019 19:44:17

En una misiva, el regidor saliente hace un repaso a su labor al frente del municipio y dice adiós "con el sosiego de poder decir que he actuado en cada momento conforme a lo que creía era lo mejor para el bien común".

Tal y como ya se sabe, Jesús Alonso Romero, dejará de ser alcalde burgense una vez sea constituida la nueva corporación en la Villa Episcopal el sábado. En su adiós a la vida política, el regidor, tras 24 años de actividad en lo público de la localidad, este jueves ha remitido una carta de despedida en la que resume el balance de su gestión al frente del municipio.

La carta es como sigue:

"A modo de balance en la despedida

Durante mi dilatada vida de dedicación pública al servicio de los vecinos de El Burgo de Osma (24 años ininterrumpidos como concejal en el Ayuntamiento, caso único en su historia) he intentado llevar a la práctica la idea de la política como una actividad que consiste en administrar los recursos que los ciudadanos ponen en las manos de quienes la ejercen para emplearlos al servicio del bien común. Es por ello por lo que, a la hora de la despedida, es obligado ofrecer un balance de gestión. Procede, por lo tanto, en este momento dar cuenta de los últimos cuatro años en los que me ha cabido el inmenso honor de que mis vecinos me hayan otorgado la confianza de ser su alcalde, el segundo alcalde más votado en 2015 entre las 60 mayores poblaciones de Castilla y León, tras Julián Ramos, alcalde de Guijuelo.

El balance se basará en datos objetivos, mensurables y cuantificables, todo ello reflejo de una labor de gestión apoyada en el excelente trabajo de los concejales del equipo de gobierno y del personal municipal. La mejora de las condiciones en la vida cotidiana de los habitantes de El Burgo de Osma ha sido la única ocupación y preocupación. De ahí que las iniciativas promovidas desde el Ayuntamiento hayan buscado actuar directamente sobre sus espacios vitales. Se han acometido mejoras en más de 100 calles y en prácticamente todas las áreas de esparcimiento y edificios municipales. Para ofrecer mejores servicios, se han introducido mejoras técnicas y de personal y aumentado la dotación de vehículos y maquinaria. También se ha ampliado, renovado y mejorado el alumbrado público con el comienzo de la implantación led y el ahorro en coste energético que ello supondrá para el Ayuntamiento.

En estos años, tanto el gobierno de España como el de Castilla y León han acometido inversiones en nuestra localidad. Para facilitarlas e impulsarlas, el Ayuntamiento ha colaborado activamente de forma directa, tanto con las empresas adjudicatarias de las obras como con las propias instituciones promotoras. Una de las gestiones de las que personalmente más satisfecho me siento es haber conseguido desbloquear la tramitación para la construcción de un nuevo Centro de Salud, tras su paralización en 2011, de tal forma que se han retomado y actualizado todos los trámites para que pueda haber consignación en los próximos presupuestos de la Junta. Esta gestión reivindicativa del nuevo Centro de Salud ha sido reconocida expresamente por todos los partidos políticos de las Cortes en una resolución en sede parlamentaria realmente insólita, pues no es frecuente que todos los grupos parlamentarios reconozcan el esfuerzo y la gestión de una persona, en este caso de un servidor, en conseguir una infraestructura para su localidad. También se ha impulsado la implantación del 4G y la dotación de fibra óptica.

El Ayuntamiento ha desarrollado una decidida política favorecedora de la actividad empresarial generadora de inversión, riqueza y empleo. En este sentido, se ha mantenido una fiscalidad favorable, con máximas bonificaciones, exención total de la tasa por actividad, adecuaciones urbanísticas (con todos los informes favorables y sin alegaciones) que han permitido el desarrollo de empresas y puesta a disposición de naves industriales municipales en función del proyecto empresarial, ligado a la inversión y a la creación de puestos de trabajo. Un dato es especialmente gratificante: El Burgo de Osma es la localidad de las 60 grandes de Castilla y León en la que más se ha reducido el paro en los últimos cuatro años. Hace cuatro años, había 410 parados, hoy son 219. En febrero de 2015 El Burgo tenía 1.699 afiliados a la Seguridad Social, hoy tiene 1.881, de tal forma que hemos aumentado el número de empleados por encima, incluso, de la media nacional y muy por encima de la media autonómica y provincial. ¡Ojalá al final de estos próximos cuatro años, en 2023, El Burgo pueda seguir diciendo que lidera la reducción del paro entre los grandes municipios de Castilla y León y que aumenta el número de cotizantes a la Seguridad Social por encima de las medias nacional, regional y provincial en estos porcentajes!

Es evidente que El Burgo ha bajado de los 5.000 habitantes. Pero, en este asunto, como en todos, es preciso poner las cosas en su contexto. El Burgo ha bajado menos población que la media. Y si excluimos a las localidades situadas en el alfoz de las capitales, ha bajado muchísimo menos que la media. La peculiaridad de El Burgo es que estamos en el filo de los 5.000. En 2015 teníamos 5.066 habitantes. A 15 de mayo de 2019 tenemos 4.952. Es decir, en estos 4 años hemos bajado un 2´26 %. En 2011 El Burgo tenía 5.268 habitantes, en 2015 bajó a 5.066. Bajó un 3´84 %, es decir, un 1´58 % más de lo que hemos bajado en los últimos 4 años. Estos datos demuestran que estos 4 últimos años se ha conseguido reducir la bajada de población.

El Burgo se ha consolidado como sede de eventos, cursos, congresos y jornadas diversas, ofreciendo un amplio y rico abanico de actividades culturales, recreativas, deportivas y festivas de todo tipo, algunas celebradas en la localidad por primera vez. En materia educativa, se ha aumentado la dotación de becas de ayuda al estudio en un 50%.

Los objetivos que nos marcamos en la campaña electoral y al asumir la alcaldía se centraron en garantizar los servicios municipales, mantener unos bajos impuestos e impulsar todas las iniciativas de inversión y empleo. En efecto, los impuestos municipales están en el mínimo legal permitido, es decir, por mucho que se quiera o se prometa, el Ayuntamiento no puede bajar más los impuestos: el IBI de urbana está en el tipo del 0´42 (un insignificante 0´02 por encima del mínimo legal), el de vehículos en el mínimo legal y no hay impuesto de plusvalías. Además, el Ayuntamiento ha solicitado a Hacienda la reducción máxima permitida por la ley en los valores catastrales de los bienes inmuebles. Insisto, siempre conforme a los procedimientos normativamente establecidos al efecto pues el Ayuntamiento debe desarrollar su actividad de acuerdo con los principios de legalidad, seguridad jurídica y con sometimiento pleno a la ley y al Derecho.

El cumplimiento de estos objetivos tiene aún mayor relevancia y significado si tenemos en cuenta la situación económica saneada de la que en estos momentos disfruta el Ayuntamiento, debido a una buena gestión de recursos. El Ayuntamiento de El Burgo de Osma sigue sin deuda, paga diligentemente a sus proveedores, cuenta con un patrimonio municipal que ha aumentado en estos últimos cuatro años y disfruta de una liquidez económica que también ha aumentado y que permite tener una gran disponibilidad de recursos cuando la ocasión lo requiera.

Un aspecto del que me siento especialmente satisfecho es haber preservado la dignidad y el rango institucional del Ayuntamiento, velando por el honor y decoro exigible en una institución pública, frente a conminaciones de grupos de presión (algunas debidamente aireadas y polemizadas). El Ayuntamiento no puede estar sometido a instrumentalización, ni ser altavoz ni portavoz de colectivos concretos, por mucha capacidad de movilización que tengan y por muy justas que sean sus reivindicaciones, pues entre las obligaciones de un alcalde está evitar esta instrumentalización. La dignidad institucional y la representación del municipio en su conjunto así lo exigen. Que el respeto institucional por parte de quien debería preservarlo no sea práctica habitual, no justifica dejar de obrar de forma correcta.

En este resumido balance, no quiero olvidar una función a la que he prestado especial dedicación y empeño: facilitar la interlocución de personas, asociaciones y empresas con otras administraciones. Algunas de estas numerosas gestiones han cristalizado de forma sumamente favorable; otras, no han tenido la misma fortuna, pero no ha habido ni una sola gestión que se me haya pedido, tanto como alcalde como en mi condición de procurador en Cortes, que no haya hecho.

Como es normal, siempre hay frustraciones al no poder hacer realidad todos los deseos propios y ajenos, bien por no ser competencia municipal, bien por no tener encaje legal o normativo, o bien por falta de recursos, pues gobernar es priorizar. No sería sincero si en este punto no hiciera una reflexión que me parece obligada: la irresponsabilidad de algunas propuestas, a menudo amparadas en cierto infantilismo social, que considera que por solo desear algo se está en condiciones de hacer ese deseo realidad. No menos frustrante es comprobar que, por parte de una exigua minoría, se ha recurrido a la mentira como respuesta a datos oficiales objetivos, negando evidencias respaldadas por las cifras haciendo prevalecer como criterio de realidad sus particulares sensaciones en vez de los datos, en una extraña sublimación de la irracionalidad.

Me voy con la tranquilidad y la satisfacción del deber cumplido, de no tener que reprocharme falta de esfuerzo, con la conciencia tranquila, pues los errores -más de los que me hubiera gustado- han sido eso: errores. Me voy con el sosiego de poder decir que he actuado en cada momento conforme a lo que creía era lo mejor para el bien común. Me voy con la serenidad de que no he dejado de hacer nada que considerara pudiera hacerse con ese mismo propósito.

En mis primeras palabras como alcalde afirmé que para quienes tenemos vocación de servicio público ser alcalde de su pueblo era el mayor honor; honor que se acrecentaba en el caso de El Burgo de Osma, porque por muy prominente que su historia y su belleza sean -que lo son-, lo más importante y lo más grande de este pueblo son sus gentes. Por ellas ha merecido la pena esforzarse en representarlas con la mayor dignidad, diligencia y eficacia posibles. A partir de ahora no lo haré desde la actividad política, pero a intentar hacer un Burgo de Osma mejor no se renuncia nunca.

Jesús Alonso Romero

Muy pronto ex-alcalde de El Burgo de Osma"

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