Calor, contusiones y pánico inicial en chiringuitos y en el destacamento de Cruz Roja, ejes de la salida.
Con casi 30ºC a las diez de la mañana, el mayor grueso de los sajuaneros a Valonsadero por carretera apenas tenía atascos considerables, siendo en la avenida de Valladolid uno de los más prolongados, (sin llegar a un cuarto de hora). Tráfico fluido, sin complicaciones hasta aparcar cerca de Cañada Honda, era controlado por el Subsector de Tráfico en Soria, y también por el aire, con con un helicóptero.
Así las cosas, Valonsadero vivía un ambiente de mucho calor, apaciguado por un sol tímido, escondido entre calimas anunciadas y que atenuaban, en parte, la 'sofoquina' de la concurrencia.
Y sonaban los cohetes. En el tercero, abiertos los corrales, toros con salida tímida, embustera y desordenada, hacían que el grupo, nada hermanado, tomase caminos distintos, opciones diferentes, no sin arrollar a un sinnúmero de sanjuaneros en la cañada, en los chiringuitos.
Y lo peor: "¡Que no vienen por el centro, que están por detrás!". Una voz alertaba, sin ocultar nervios, que varios de los astados tomaban camino a su izquierda encarando la campa por chiringuitos, traseras de los wc, y el destacamento de la Cruz Roja (con efectivos de San Esteban de Gormaz), donde el pánico y la impontencia hacían mella de los congregados. "¡Que están aquí mismo!", alertaba otra garganta, sin disumular el apuro grave, inminente, cierto... y de incertidumbre.
Un abrigo bajo la roca en el que hace tiempo que no se recordaba tan inquietante visita. Apretones, agarrones, y tropezones en apenas segundos se sucedían entre los dos vehículos de la institución asistencial. Afortunadamente, los utreros no hacían por los allí soprendidos, aunque tras su temoroso paso por el lugar, una voz de llamada: la que alertaba que traían a un mozo embestido por uno de los astados metros más abajo.
Finalmente, y según las primeras estimaciones pronósticos, los heridos de consideración sufren lesiones óseas y también, al menos uno, herida por asta de toro. Una Saca que sembraba tensión antes de que astados y caballistas abandonasen Cañada Honda con un novillo desorientado, que interrumpía el paso de la ambulancia y que finalmente era reconducido sin no provocar numerosos sustos.