Los agricultores miran al cielo. La sequía está causando estragos en la campaña 2018-2019, Cultivos herbáceos, forrajes, olivar, viña, almendros, ganadería extensiva,... los efectos de las alteraciones climatológicas dejan huella en el sector agropecuario. Según los datos ofrecidos por Agroseguro, Castilla y León es la comunidad más afectada de España.
Por comunidades autónomas, Castilla y León es la más afectada, con una indemnización de 64,5 millones de euros (cerca del 64% del total) por los daños registrados en casi la mitad de la superficie contratada, sobre todo en las provincias de Ávila, Salamanca, Valladolid y Zamora. Le sigue Castilla-La Mancha, con 18,5 millones (un 18,32%) y una superficie siniestrada próxima al 48% del total contratado en la región, principalmente en las provincias de Toledo y Cuenca. La falta de lluvias también ha causado daños en Extremadura, Navarra y Aragón.
El otoño ha sido húmedo, pero el invierno, extremadamente seco, de hecho el periodo estival 2018-2019 ha sido el segundo más seco del siglo, con un valor en media para el conjunto de España de 98 litros por metro cuadrado, un 51% por debajo de la media de este período.
Inevitablemente la falta de agua ha mermado las reservas de nieve que al finalizar la estación estaban a la mitad de la media de los últimos 5 años.
Llegó la primavera y con ella la confirmación de un año de sequía. Las precipitaciones entre marzo, abril y mayo han sido de 147 l/m2 en el conjunto de España, un 15% por debajo del valor medio.
Las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2018 hasta el 25 de junio de 2019 han sido de 466 mm, un 16 % menos del valor normal correspondiente a dicho periodo (553 mm).
Las precipitaciones no han alcanzado el 75 % de ese valor normal en gran parte de Castilla y León, Madrid y Extremadura; en el oeste de Castilla-La Mancha y Andalucía; en puntos aislados de A Coruña, Huesca, Murcia y Almería, así como en todas las islas del archipiélago canario a excepción de Fuerteventura.
El contrapunto lo ponen Gipuzkoa y Navarra, en el sistema Ibérico, en la franja del levante que va desde el sur de Tarragona hasta el este de Almería, en la cordillera Prebética, en Menorca y el este de Mallorca, en el norte de Gran Canaria y en zonas de Huesca y de Cataluña que sí llegan. Castellón, norte de Granada y el levante almeriense incluso están un 50% por encima del citado valor.
Pero si algo ha caracterizado a los primeros meses de campaña agrícola han sido las anomalías en las temperaturas, especialmente en invierno donde nunca se habían registrado unas temperaturas tan altas (casi 2ºC por encima de la media del período 1981-2010). Además, como las temperaturas mínimas estuvieron 0,4 ºC por debajo de la media, el resultado final ha sido un invierno con la mayor amplitud térmica .
La época estival ha sido muy soleada, de hecho ha habido un 32% más de horas de sol de lo habitual; un fenómeno, que sumado a las altas temperaturas (inusuales), ha propiciado un adelanto de las brotaciones de gran cantidad de cultivos, con el riesgo de helada que conlleva.
La primavera ha sido calurosa, con un valor medio de 14,2ºC, medio grado por encima de la media de este periodo.
Herbáceos: La previsión de cosecha por parte de la sectorial de herbáceos de ASAJA ha estimado una reducción en cereales de invierno de 4 Mt, 12,4 Mt producción total, un 37% menos que la campaña 2018 y un 26% menos que la media de los últimos tres años.
A medida que avanza la campaña de siega se confirma que las mermas en las producciones de cereales de invierno son más elevadas de lo previsto. Cooperativas Agroalimentarias ha revisado a la baja en casi 400.000 toneladas sus primeras previsiones.
En cuanto a leguminosas la situación es aún más grave. Hay una importante pérdida de producción, e incluso producción cero en algunas zonas del centro peninsular como en Albacete, Toledo o Cuenca.
En el caso del girasol, la nascencia ha sido muy mala, en algunas zonas directamente la semilla no ha llegado a germinar. Los daños en el sur peninsular se estiman en un 25-30%, incrementándose estos porcentajes en la zona centro.
La producción de forrajes de secano también ha sido muy mala en las principales zonas productoras de Castilla y León. El primer corte ha sido ruinoso y en la mayoría de los casos no se espera un segundo corte.
Ante la falta de forrajes y las malas expectativas de rendimientos de algunos cereales para grano se han disparado las superficies de avenas, cebadas y vezas segadas en mayo para henificar, e incluso para aprovechamiento a diente.
En cuanto a los cultivos permanentes más importantes destacar el olivar, quees el primero que ha mostrado síntomas por la falta de precipitaciones. Tras una floración calificada como normal el estrés hídrico y las altas temperaturas han provocado una caída masiva de flor y fruto en sus primeros estados fenológicos.
En viña las superficies en secano han tenido una brotación irregular y un cuajado deficiente en muchas zonas productoras. Se espera que el periodo crítico se de en la fase de envero, que es cuando más recursos demanda la planta.
En los almendros la floración y el cuajado en general ha ido bien, a excepción de las zonas que sufrieron heladas. Pero la falta de lluvias ha puesto en riesgo las producciones finales. Hay que destacar el mayor gasto en riego para las plantaciones nuevas.
Tres situaciones han llevado a este sector a ser considerado como el más afectado por la sequía: la falta de pastos que ha obligado al ganadero a cubrir con pienso la mayor parte de las necesidades alimenticias del ganado; los problemas con los puntos de agua donde habitualmente abrevan los animales y el encarecimiento de paja y forrajes