María Uriel y Vanesa Soria sujetan un balón en el nuevo José Diago. SN


DEPORTES
Actualizado 01/08/2019 13:47:03
Bernat Díez

Estas dos sorianas, pequeñas estrellas de la lejana Sección de Fútbol Femenino CD Numancia en los inicios de los 2000, empezaron a regar inclusión en el antiguo campo de tierra de Los Pajaritos. Ese proyecto numantino se esfumó en menos de un lustro: “Costaba mucho dinero”.

Aquellos maravillosos años. Hubo un tiempo, a principios del nuevo milenio -Soria acababa de entrar en el 2000-, en el que el fútbol femenino hizo un amago de anclarse en la provincia. Ese proyecto, que no superó el lustro, estaba tutelado por el Club Deportivo Numancia. Y cómo son las cosas, que ahora el fútbol femenino está amparado por el CD San José de Soria. Las chiquitinas, ahora mujeres, Vanessa Soria y María Uriel rememoran aquellos tiempos, cuando el Numancia pudo haber marcado un antes y un después para el futfem en Soria.

Actualmente, el Club Deportivo San José ha relanzado y ha estabilizado el fútbol femenino en Soria, pero fue el Numancia (cuyas herramientas y presupuesto dan para hacer algo más por el futfem, y no, no vale la excusa de la ausencia de futbolistas) el que se atrevió con un plan rompedor en los 2000. Rescaten el discman y los pantalones de campana del armario, que dos niñas les van a contar que supuso todo aquello. Fútbol femenino, capítulo I. “Para ser aquella época, y en Soria, aún nos juntamos 20 niñas, que para el fútbol 7, más que de sobra”, explica María Uriel sobre los primeros párrafos de esta historia. “Hubo un empujón, un tirón, en una época en la que no había nada de nada” para ellas. “Por fin, jugábamos al fútbol”, matiza felizmente Uriel. Soria todavía se sorprende de aquello, pues “ya era hora que en Soria hiciesen algo importante por el fútbol femenino”.

Todo fue “de repente”, destaca Uriel. A María le avisaron de que “el Numancia iba a sacar un femenino y que iban a realizar unas pruebas en el antiguo campo de tierra de Los Pajaritos”. Y allí que fueron unas 20 niñas a probar fortuna. Esa generación de féminas, las primeras en Soria, se querían comer el mundo en un terreno tan pantanoso como “novedoso”. Vanessa también se pronuncia: “Fue una experiencia bonita”. Acudían con la intención de ir “a probar”.

Los primeros registros bibliográficos de aquel primer equipo femenino, bajo el nombre de Sección de Fútbol Femenino y amamantado por el Numancia, están datados en la temporada 2002-03. Agrupadas en la división provincial Alevín, compuesta entonces por seis bloques, esas numantinas compitieron contra chicos en las categorías Alevín e Infantil. “Muchos padres y entrenadores rivales se mostraban cromañones con nosotras: siempre hubo comentarios muy y muy feos en nuestra contra. Les recuerdo que éramos niñas”, denuncia María. Ni rastro del feminismo en el fútbol de entonces; estragos dolorosos del machismo. Poca igualdad de la que hablar respecto a aquel conjunto, muy ilusionado, que corría con demasiado viento en contra. “Oí auténticas barbaridades. Personalmente, aquello fue lamentable”, indica Soria, quien recalca lo que subraya Uriel: “Éramos niñas”.

Literalmente, recibían “palizas” (marcadores abultados), pero aquella promoción, en su debut, quedó sexta en Liga, estrenando su casillero de victorias ante el CD San José (5-3). Entre risas, Uriel comenta que “esto no lo pongas”. Hay una razón de peso: María, su figura a día de hoy, defiende ahora los colores de la estructura colegial. Uriel fue su verdugo esa mañana y le endosó un hattrick al club de sus amores. Casi no lo quiere ni recordar. Más que eso, “cuenta la ilusión con la que íbamos a todos los partidos. Queríamos seguir jugando al fútbol. No nos rendíamos”, reivindica María.

Soria y Uriel lideraron esa generación, integrada, además, por Ángela Barrio, Elena Lafuente, Cristina Ruiz, Iris Rangil, Mónica Calvo, Noelia Alonso, Lucía Molina, Lorena Muñoz, Nerea Bahon y Cristina García. Ganaban y perdían “todas juntas”. Ignacio Quereda, el seleccionador nacional y femenino de entonces, se acercó a ver los primeros regates de aquellas féminas sorianas, astronautas en un planeta aún por explorar.

Ostracismo: vuelta al Barroco

“Duró poco la experiencia. No duró lo que tenía que durar”, ataca Soria. Se ralló el cassette y el fútbol femenino en Soria, recién entrada en el Euro, se devaluó hasta alcanzar de nuevo la peseta. “Directamente, lo quitaron. Nadie nos avisó de nada. Estábamos fuera. Tal cual”, narra Soria. De cuajo, les arrancaron de aquella Sección femenina. Incluso, “llamaron los padres porque no teníamos noticias de cuándo se iniciaba la próxima temporada. ¡Les dijeron que no! Costaba mucho dinero y la Sección femenina dejaba de existir”, relata Uriel. En otras palabras, no era viable.

Tan lejos en el césped –Vanessa mandaba en la zaga y María cantaba goles– y tan cercanas ahora, en 2019, recordando tiempos pasados. En este caso, cualquier tiempo pasado no fue mejor. Fueron ‘abandonadas’ a su suerte. “La mayoría (futbolistas de ese Numancia) dejó el fútbol”, apunta María con tristeza. ¿Qué fue de ellas dos? Uriel, la varita del actual San José de Primera Autonómica, apuró sus últimos años sorianos de fútbol en Camaretas. El caso de Vanessa fue más drástico: “Directamente, dejé el fútbol”. Se alejó por completo de los terrenos de juego.

Renacimiento

“Cuando se acabó lo del Numancia, ya no se volvió a hablar de fútbol femenino en Soria”, señalan. Hasta que en verano de 2018 apareció una revolución tan humilde como necesaria, amparada por el CD San José, que alimenta “un proyecto apasionante”, aclara su maga. El futfem vuelve a ocupar portadas. “El fútbol femenino viene para quedarse”, sentencia Uriel.

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