OPINIóN
Actualizado 14/08/2019 18:28:37
Roberto Vega

La opinión de Roberto Vega, entrenador de base.

Me gusta leer en el idioma español, El septiembre de nuestros jardines; visibilizar la poesía de Avelino Hernández, quien nos dejó un mes de julio hace dieciséis adolescentes y exclusivos años, es descubrir un paraje desconocido o lugar secreto y desaparecer a los ojos del mundo; amar al amparo de la naturaleza siempre amable; describir la soledad humana en escasos y precisos versos; aflorar vivencias de la infancia: cuentacuentos de verdades como boinas, quiero decir recuerdos. ¡Ese sol del otoño y esa mesa para dos en la taberna del puerto!

Avelino de Valdegeña. La última imagen que guardo es al cruzar nuestras miradas dentro de Librería Las Heras en 2001 y la anteúltima en su pueblo-escuela en una actividad escolar del año 1999. Nunca estuve en Selva a la que imagino cómo puede ser leyendo en el idioma español este poemario que me convence tanto: el llaüt, fiestas, el naranjal, cuerpos desnudos, la ventana abierta al mar. “Dios no existe. Tú y yo sí. Y este laurel que cobija nuestro abrazo.” Juventud, huída y decadencia. “¿Cuándo te devolverán a casa tus amigas?”.

Esencial, infinitamente inolvidable Avelino: “Sé que no me asiste ningún derecho de tenerte, pero te quiero." Su enfermedad la retrató en Un poema de amor (20.05.2002).

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