La opinión de Carlos Castro, hombre de campo.
He tenido la oportunidad de ver un proyecto hecho realidad. Una idea que al final y gracias al empeño de sus promotores ha visto la luz. No es fácil en esta provincia acostumbrada al “había que hacer” ver el “hemos hecho”. Pero esta iniciativa del Royo con la plantación de frambuesas tiene algo de especial porque ha sido capaz de ganarle a la maleza y al abandono del monte una pequeña batalla, porque los bosques no solo son árboles, un bosque es un mosaico de muchas más cosas, prados, huertas, pastos, caza, un gran ecosistema de convivencia donde no solo predomine el monte asalvajado. En Soria la superficie forestal crece gracias a la cesión que le ha hecho el abandono de huertos, prados, que ya no se siegan, zonas en las que se ha abandonado el pastoreo y que son colonizadas por la maleza, arbustos y árboles. Por eso el enclave en medio de un mar de robles y pinos impresiona..
Y también tiene algo de especial en la gestión porque ha sido capaz de poner de acuerdo alrededor de un proyecto a varias personas del pueblo, algo tan difícil en esta Soria solitaria e individualista, donde tiene mucho mérito sacar algo adelante entre la propia gente del pueblo. Porque es muy fácil situarse en el terreno del “tienen que hacer”, es muy fácil situarse en el terreno del “no han hecho”, porque es muy fácil posicionarse en las redes sociales en defensa del desarrollo publicando fotos y siguiendo una corriente de opinión de ser el más sorianista del mundo, pero no haces nada de nada, ni te involucras en ningún proyecto de tu provincia. Protestar está bien, pero a la vez tampoco estaría de más hacer algo, como han hecho con este proyecto, así que ya sabes, tienes 15 hectáreas a tu disposición para cultivar arándanos, aprovecha.
Es también un proyecto de economía cercana, de economía familiar, frente a otros macroproyectos de economía de escala, otra forma de ver el desarrollo de la provincia, replicable en más ámbitos, seguro. Me ha encantado, mucha suerte…