La opinión de Alejandro Ramos, Profesor universitario y Secretario NNGG Soria.
¡Qué bonitos son los pueblos de Soria en verano! Durante los meses de julio y agosto, muchas casas de los pueblos, que están cerradas en invierno, vuelven a abrir sus puertas; se vuelven a oír los ruidos de los niños por las calles; se vuelven a llenar las terrazas de los bares a la hora del vermut y por la noche, se vuelve a escuchar la música de las verbenas.
Las fiestas en honor a la 'Virgen de Agosto', las semanas culturales, los actos deportivos o los mercados tradicionales, hacen pensar por un momento que nada ha cambiado. Los pequeños municipios siguen latiendo y todo vuelve a ser como antes.
Pero no nos engañemos, la sombra de la despoblación no se disipa con el verano. Los pueblos vacíos es la realidad a la que nos devuelven los primeros días de septiembre. El sueño se ha acabado. Los chavales empiezan el colegio, los padres retoman sus trabajos y los abuelos, ya jubilados, tienen que estar pendientes del cuidado de sus nietos. Por lo que, durante estos días, se produce la peor oleada de éxodo rural.
Hoy en día, son pocos los valientes que dicen eso de “me quedo hasta después del Pilar” o “aguanto hasta la festividad de los Santos”. La realidad es que, la mayoría de las casas pasan a estar habitadas por la soledad y el silencio, volviéndose a cerrar sus puertas hasta el próximo año.
A pesar de ello, hemos disfrutado del verano y del buen tiempo, y qué mejor manera que hacerlo en nuestros pueblos