La opinión de Carlos Lafuente, empleado público y contertulio.
Asistí por primera vez y con asombro a la semana cultural que organiza la Asociación de Amigos en Sarnago.
Asombro y admiración por lo que han sido capaces de hacer con tesón e ilusión. Un pueblo que bien podría representar el medio rural soriano por su despoblación, las ruinas de sus casas, el paisaje que enamora por su belleza, el sentimiento de abandono y de la falta de futuro. Pero al ver a sus nuevos moradores, aunque lo sean ocasionales, no parece uno encontrarse en la aletargada Soria. Son gente alegre, con esperanza de futuro, que cada año quedan para contribuir con las hacenderas o trabajos comunitarios que embellecen el pueblo. Y lo más importante es que son gente ilusionante. Sales de allí con un chute de esperanza y positivismo, creyendo que esta provincia sí tiene futuro. Y todo a pesar de las zancadillas que le pone el Ayuntamiento al que pertenecen, paradojas de los que se manifiestan en primera fila al grito de Soria quiere futuro, pero ni siquiera asistió un representante de la Corporación a los actos de Las Móndidas, fiesta reivindicativa donde las haya de una tradición y una cultura que se perdió y que se está recuperando con el trabajo y la ilusión de todos.
Y paradójica me resultó la foto de la misa en un solar junto a la que fue la iglesia, ahora en total ruina, con el cura párroco con la bandera de Soria Ya y reivindicando farmacias y autovías. Eso sí, cuando los del pueblo le han pedido la Iglesia al obispado para repararla ellos mismos les han dicho que de eso nada. Eso sí, la foto del altar reivindicativo queda muy bien, ¿o no?