Ser gay o lesbiana en un pueblo te señala. Si la homofobia reina en el ambiente, el éxodo está practicamente asegurado. En cambio, si es aceptado la protección y la integración son mucho mayores. Un arma de doble filo que debe romperse entiendo que todo el mundo es mucho más que una orientación sexual.
La despoblación tiene muchos acentos, y uno de los menos escuchados es el del colectivo LGTBI. Lesbianas, Gais,? Bisexuales y Transgénero que sufren de una manera diferente los problemas de la España Vaciada. “En muchos casos nos hemos visto obligados a realizar un éxodo forzoso” señalan. “Es necesario salvar la diversidad para salvar la ruralidad” se escucha desde el fondo de la sala. La mayoría de los presentes asienten.
La sala es un espacio de El Hueco dentro de la tercera feria nacional contra la despoblación. Los asistentes participan del primer encuentro (aunque para ser justos hay que destacar uno similar realizado hace más de un década en Aragón) de colectivos LGTBI del mundo rural. El objetivo ayudar a “llenar a los pueblos de vida” y dentro de esa vida, por supuesto, la realidad de las personas homosexuales.
Chuse Aliaga, uno de los promotores del encuentro aclara a Soria Noticias que hay una “dualidad” de la realidad LGTBI en el mundo rural. Si se les rechaza la soledad es tremenda y es difícil encontrar alternativas en un pueblo pequeño, obligando a un éxodo forzoso por los perjuicios de los vecinos. “Pero si se acepta con naturalidad al LGTBI entonces su protección y su integración va a ser mucho más plena que una gran ciudad”.
La veintena de participantes en el encuentro, provenientes de Soria, Navarra, Rioja, Guadalajara, Castellón, Teruel, Zaragoza, Huesca y Burgos, prometen dar continuidad al colectivo. Creando una red que sea real pero también física y que permita visibilizar al colectivo, concienciar a las administraciones e incluso participar en el orgullo de Madrid para demostrar que “no solo es Chueca, nosotros también existimos”. Cuca, la única mujer presente en la reunión señala la “doble losa” de prejuicios que “funciona como una lápida” para la mujer lesbiana en el mundo rural. Algo que ella achaca a la herencia de la cultura católica “que no sigue presentando como sujetos no activos sexualmente”.
“En una gran ciudad es más fácil protegerse en la invisibilidad que te ofrece la gente, en un pueblo eres el homosexual” denuncia Cuca. El objeto es visibilizar para normalizar, crear un colectivo con el sueño de que sea innecesario pronto. Llenar la España Vaciada de vida, de colores.