Tribuna de opinión de Sergio García, director de Soria Noticias.
España se encamina, sin solución de continuidad, hacia un gobierno bicéfalo del Partido Socialista y Unidas Podemos. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han logrado pactar en 24 horas aquello de lo que renegaron, especialmente el primero, durante meses.
Afortunadamente para todos los españoles, Podemos ya no es aquel partido comunista radical que promovía nacionalizar todo aquello que se moviese, que cuestionaba sin ambages los principios de la Unión Europea y que defendía sin complejos que los catalanes tienen derecho a la autodeterminación. No dudo que esas ideas continúan dentro de su ser, pero la magia de la democracia consiste en poder amansar a las fieras. Al calor, y al dinero, del cómodo escaño todo se ve distinto y una vez incluido en el engranaje del establishment y es difícil luchar con fuerza para destruirlo.
Por ello lo que me preocupa no es ese gobierno de izquierdas, sino sus dependencias. Se tratará de un gobierno que dependa inexcusablemente de los partidos independentistas, cuyos votos son necesarios ya no tanto para la investidura sino para la elaboración de unos presupuestos. El sedicioso Junqueras, el fugado Puigdemont y el etarra Otegi con las llaves de España. ¡Qué horror!¡Qué espantoso horror!
No puedo dejar de pensar que la culpa de todo la tiene Albert Rivera. Puede sonar duro, pero lo creo firmemente. Reconozco que aquí hablo desde las vísceras, nunca jamás un político despertó en mi tanta ilusión y nunca jamás un político me decepcionó tanto.
Su dimisión no expía sus pecados que han sido plenos; de palabra -por contribuir a la escalada verbal-, de obra -por normalizar determinados discursos de Vox, y de omisión - por no haber hecho nada para que Sánchez no se echase en manos de los independentistas-.
La España que nos deja Albert Rivera es una España peor, más dividida en rojos y azules. El parlamento que nos deja Albert Rivera es un parlamento con más radicales de todo pelaje. En definitiva, la España que nos deja Albert Rivera es la España contra la que prometió luchar.