Y ahora qué

Primero fue el ahora sí, y hoy tenemos el ahora qué.

Tenemos un cuadro, muy artístico, que hemos pintado nosotros solitos, y ahora vienen los análisis de la obra parlamentaria de arte abstracto que no hay por donde coger.

Es nuestro reflejo, el arco parlamentario lo hemos votado entre todos y no aceptarlo es un error, es muy fácil, pero no es responsable ni democrático. Veo y escucho análisis, lecturas, sentencias y llego a la conclusión de que hay muchos culpables y pocos responsables y solo uno ha entendido su responsabilidad, su culpa y ha actuado, en consecuencia, dimitiendo.

Y ahora que, las culpas son para todos los demás y las autocriticas para nadie y así hasta el infinito, otros directamente que la culpa es de la cobertura mediática, sobre todo aquellos que dicen ser defensores acérrimos de la libertad, pero la libertad que ellos quieren.

Y ahora que, el único partido que ha ganado claramente ha sido el de Abascal, una formación de la que hace un año no pensábamos que tuviera cabida, pues ya se ha metido, eso sí dándole gracias a Sánchez por la convocatoria. Los demás partidos han ganado todos o eso dicen, pero con la boca más pequeña.

Y ahora que, tenemos un parlamento con 16 formaciones, debido a la ley D´Hont, un sistema de reparto que con la mitad de los votos se consigue el doble de representación, más nacionalismo, más extremismo, un reparto sin sentido, que ni es proporcional, ni justo.

Y ahora que, Rivera ha dimitido, siendo el único que ha asumido los errores cometidos, lo cual es nuevo en la política española, pero el daño va a ser difícil de reparar, aunque no imposible, el centro se ha quedado casi sin representación en las Cortes, se ha desdibujado, pero que tiene que volver, porque el centro existe, pero un centro necesario que modere, que solucione, que este guiado por los principios y no por la mercadotecnia.