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REPORTAJES
Actualizado 01/03/2020 20:12:32
Encarna Muñoz

Por segundo año, un grupo de estudiantes de nutrición de la Universidad Femenina Baika de Osaka (Japón), ha visitado Soria para empaparse de las particularidades de la dieta mediterránea en la provincia. Juan Manuel Ruiz Liso, director de la FCCR, ha demostrado que es incombustible como profesor y como anfitrión.

Aunque Soria se está acostumbrando a la presencia, cada vez en mayor medida, de turistas extranjeros en sus calles, la imagen de un nutrido grupo de japonesas acompañadas por un varón occidental de pelo cano continúa despertando el interés de todos.

Este febrero la imagen se repetía por segundo año consecutivo, la universidad femenina Baika, de Osaka (Japón), decidía que Soria era el lugar perfecto para completar la formación de sus alumnas de la Facultad de Nutrición gracias a la colaboración de la Fundación Científica Caja Rural de Soria (FCCR) y a su incombustible director Juan Manuel Ruiz Liso.

Se trata de un viaje de estudios en el que participaron 21 alumnas, tres profesoras y un traductor y el objetivo no es otro que conocer el modelo que aporta Soria a la dieta mediterránea (DM).

En busca de la buena dieta

Los japoneses poseen la esperanza de vida más alta del mundo con una media de 83,84 años. Aunque la longevidad, lozanía y felicidad de los japoneses es el resultado de una combinación de múltiples factores, numerosos estudios han señalado como un pilar fundamental a la dieta que han seguido en el país del sol naciente durante siglos. Esta se basa en un alto consumo de pescado, cereales integrales, verduras, tofu y kombu.

Este estilo de vida se ve amenazado en la actualidad por la globalización pues, según explica el director de la Fundación Científica Caja Rural de Soria, Juan Manuel Ruiz Liso, “en Japón están muy preocupados por la proliferación de restaurantes de comida rápida que aquí ya conocemos. Las hamburguesas resultan económicas, la publicidad es llamativa y generan adictos por todo el mundo”. De estar forma, la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el sobrepeso (enfermedades del primer mundo) comienzan a amenazar la salud de hierro nipona.

En la Facultad de Nutrición de la Universidad Femenina de Baika, con su decana Shoko Higashiyotsuyanagi a la cabeza, se han propuesto combatir esto buscando aliados internacionales y el mejor que han encontrado es la dieta mediterránea, muy similar en características a la dieta Washoku (la tradicional japonesa).

En ests búsqueda, el destino (o quizá en mayor medida el trabajo bien hecho), quiso que Shoko Higashiyotsuyanagi y Juan Manuel Ruiz Liso se encontrasen y desde entonces la alizanza nipona-soriana ha resultado firme y prometedora. Además, hay que recordar que la provincia es Comunidad Emblemática de la DM de la UNESCO.

¿Por qué Soria?

Hace ahora cinco años, una expedición, formada por cinco representantes del gobierno japonés, desembarcó en Soria para conocer de cerca la aplicación sobre el terreno del programa que desarrollaba la FCCR. Uno de los miembros de esta comisión interministerial fue Shoko Higashiyotsuyanagi y, según narra Ruiz Liso, “quedaron encantados y les impresionó encontrar importantes similitudes entre Soria y su país en cuanto a las tasas de incidencia y mortalidad por enfermedades ligadas a la alimentación”.

Después, la decana de la Facultad de Nutrición de Baika se puso en contacto con el director de la FCCR con la intención de organizar cursos de estudios y el resultado se materializó el pasado 2019.

Entonces aterrizaron en Soria 44 alumnas y combinaron las enseñanzas teóricas impartidas por Ruiz Liso con las visitas culturales para plasmar los resultados en sus trabajos de fin de carrera.

Jornadas maratonianas

“Tardamos 24 horas en llegar a Soria pero siempre nos merece la pena”, afirma Shoko Higashiyotsuyanagi. Las niponas, que pasaron en Soria dos días completos (llegaron el domingo por la tarde y se despidieron el miércoles por la mañana), aprovecharon el tiempo al máximo gracias al programa que elaboró personalmente Juan Manuel Ruiz Liso.

A las 08:30 de los dos días, recibieron las clases teóricas a cargo del director de la FCCR. Con la lección aprendida, comenzaban las visitan más prácticas. El grupo hizo paradas en el Centro de Investigación de los Alimentos (donde les recibió personalmente el subdelegado del Gobierno en Soria, Miguel Latorre), la cooperativa lechera de Soria (Cañada Real) y otras empresas relacionadas con la alimentación saludable. Completaron el programa las citas culturales y lúdicas ya que “lo que más les gusta es el Paseo de San Prudencio. Les impresiona San Saturio y los Arcos de San Juan de Duero”, explica Ruiz Liso.

Alimentación e inclusión

La decana de la Facultad de Nutrición de Baika explica que la mayoría de sus alumnas, que ahora tienen 20 años, “quieren trabajar como chefs o miembros de laboratorios de grandes empresas”. Pero también se encuentran casos que optarán por “dedicarse a la seguridad alimentaria y a la alimentación infantil”. Por ello les resulta tan enriquecedora la visita al Centro de Educación Especial Santa Isabel. “Nos sirve para aprender una cosa que es muy importante para nosotros. En Japón la alimentación infantil es diferente en cada centro educativo, aquí está muy homogeneizada y estudiaremos implantarla allí”, explica Shoko.

Además, aquí descubren cómo “la alimentación y la cocina sirven a la integración de personas con alguna discapacidad”, afirma Ruiz Liso. Esto, explica la decana japonesa, supone una “gran motivación para todas”. Sin olvidar el estilo de vida, que fomenta los hábitos saludables, tener huerto y criar animales, algo que “les vuelve locas”.

Problemas con la traducción dejan buenas anécdotas

¡VAMOS FEAS! A Juan Manuel Ruiz Liso le da la risa cuando recuerda el momento en el que decidió meter algo de prisa a las alumnas japonesas durante la visita del 2019. “Yo les decía: Bus Bus Bus. Y después me enteré de que esa palabra en japonés significa feas”.

La comida soriana apasionaa las alumnas japonesas

TORREZNOS Y TORTILLA son sus preferidos. Lo comprobamos gracias al aperitivo que les ofrecieron en el CEE Santa Isabel. Tras unos minutos donde las pautas culturales parecían imponer el ayuno, las alumnas perdieron la vergüenza ante las delicias sorianas.

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