Interior de la iglesia del convento tras la riada.


PROVINCIA
Actualizado 27/02/2020 17:56:18

El atanor recogido del suelo de la cocina del convento ha sido llevado al Museo Numantino para su conservación.

Tras las inundaciones de septiembre de 2018, ya se ha concluido el informe de resultados vinculado al control arqueológico de las obras de emergencia efectuadas en el Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta.

Se trata de las actuaciones llevadas a cabo en la Sala de Profundis del Monasterio para vaciar los lodos depositados tras la riada. La zona había sido excavada con anterioridad, documentándose los muros de cimentación de la edificación medieval (muros que dividieron la escalera al dormitorio y las estancias que aprovecharon el hueco de esa escalera así como el locutorio, paso a la huerta, muro del escritorio y uno de los pilares de apoyo del pilar que sustentaba las bóvedas que tenían tres tramos) y la tubería cerámica del XVIII correspondiente al abastecimiento de agua a la cocina, que hubo de ser levantada recogiéndose un atanor completo para depositarlo en el Museo Numantino.

La otra actuación fue el control arqueológico del cambio del solado del presbiterio de la iglesia, un pavimento de jaspe de 1738. Se localizó una pieza con inscripción que se ha mantenido en su posición dado que marcó en su momento la ubicación del arca con los restos óseos de Doña Sancha Gómez (1189), madre de San Martín de Finojosa, trasladados desde el cementerio en 1558 para colocarlos junto a su hijo que estuvo enterrado en un lateral del ábside.

En 1738 al colocarse el nuevo pavimento se introdujeron los huesos en una arquita de piedra que se deja en el mismo lugar. También en este ábside estuvo enterrado Ximénez de Rada y algunos condes de Medinaceli, trasladados con posterioridad.

Teniendo en cuenta que los movimientos de tierra fueron muy someros no se produjeron alteraciones sobre el sustrato arqueológico.

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