OPINIóN
Actualizado 02/03/2020 22:06:23
Tribuna de invitados

Un artículo de opinión de Gloria Urtasun

Siempre es una palabra que a veces deja eco, una palabra que cuando la utilizo en según que contextos, me da miedo estar frivolizando, exagerando o proyectando algo que no deja de ser un deseo. Que siempre…por ejemplo, que siempre es 8M.

Yo soy una decidida defensora de las fechas simbólicas y reivindicativas, porque a quienes tienen sensibilidad con el tema determinado, les permite vivir su causa de una manera pública, compartida, protagonista, y eso siempre empodera, y también porque a quienes no ocupan mucho tiempo en pensar en ello, se les presenta una oportunidad no buscada, de pararse a pensar, escuchar los argumentos, las historias, los datos y hasta los gritos en las manifestaciones que esa gente, que todo el año hace bandera del tema, pone delante de sus narices, esas que nunca han metido en el tema

El 8M es una oportunidad porque todos los días compartimos y creamos alianzas y nos sabemos empujando en el mismo sentido, pero ese día nos lo decimos quienes nos conocemos y quienes no, con gestos, manifiestos, abrazos, pancartas y prendas moradas.

El 8M es una oportunidad, porque todos los días luchamos por la igualdad, pero ese día se nos escucha más.

Y no se si podemos decir que todos lo días son 8M, pero estoy segura de que deberíamos hacer de todos los días 8M.

No es nueva la movilización feminista, sería injusto no reconocer que antes hubo voces, siempre estuvieron, pero es que ahora somos millones, gracias precisamente a esa trayectoria histórica que nos ha hecho ir tejiendo una red que nos une internacionalmente, tupida y muy resistente. Podemos afirmar rotundamente que estamos consiguiendo que se cuestione la desigualdad estructural de la sociedad, clave para hacer tambalear el sistema patriarcal, y es ahí, a mi modo de ver, donde hemos de centrar los esfuerzos, en las claves, las raíces de las que emergen los diferentes modos de violencia hacia las mujeres.

Pero a la vez de ver cómo resquebrajamos el sistema, asistimos al regreso de la extrema derecha –si es que pudiéramos desligar en algún caso extrema y derecha- en la vida pública española, con su modelo de sociedad en el que en el centro siempre está la familia patriarcal y la subordinación de las mujeres a los varones. No sólo quieren impedir que conquistemos lo que todavía nos es negado, es que quieren robarnos lo que hemos avanzado, y ni un paso atrás, se convierte en el objetivo más actual del mundo. Ni un paso atrás y muchos hacia delante, sigamos con los cambios culturales que tanto les asustan, con las conquistas de los espacios, entre ellos los de poder.

Y el 8M a la calle, y todos los días a todos los sitios…porque todos los días son 8M.

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