Un artículo de opinión de Eder García
No soy mucho ni de refranes ni de santos, pero resulta que hay uno que viene al pelo “Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”. En estos momentos en los que afrontamos como sociedad la crisis del coronavirus, damos especial valor a uno de los mejores y más importantes recursos públicos que tenemos: el sistema público de salud.
Es muy español esto de vernos inferiores en multitud de aspectos en las conversaciones de bar o escalera, pero podemos afirmar con rotundidad que una de las cuestiones que más nos tiene que enorgullecer es nuestro concepto del acceso universal a la atención sanitaria.
No obstante, aquí también tenemos que poner algunos “peros”: en épocas en las que la cosa no va bien se recorta de forma alarmante tanto en recursos materiales como personales, mientras que, cuando la situación mejora, no se incrementan de forma proporcional. Esto ha venido provocando un adelgazamiento notable de nuestro sistema sanitario, especialmente crudo en los años de gobierno del PP, que ha tenido en la Comunidad de Madrid su principal campo de pruebas y que han copiado en Castilla y León (tasa de reposición, merma de la sanidad rural, HUBU, etc…).
Un ejemplo lo tenemos en nuestro hospital de referencia. Después de años y años sigue sin terminarse, creando una brecha más en el acceso a la sanidad con respecto a otros territorios. Nos queda agradecer la entrega, profesionalidad y compromiso a todo el personal sanitario que, finalmente, es el que con esa conducta amortigua en lo que puede la dejadez de otros.