El sector, que da trabajo a unas 1.400 personas en la provincia ens 40 centros (3 públicos y 37 privados), se plantea el futuro ¿quieren los mayores vivir en un hospital?
Las residencias de mayores vuelven poco a poco a la normalidad: se permiten visitas con límites, y la Junta autoriza ya nuevos ingresos. Ha sido una horrible pesadilla, y se ha llorado mucho. Han llorado los familiares de los mayores fallecidos por el Covid-19, y también los profesionales de las residencias, que tanto sacrificio y esfuerzo han hecho. “La crisis sanitaria del coronavirus ha azotado de la peor manera posible, con un alto coste de la vida de nuestros mayores. Es la población más vulnerable, y es a la que más le ha afectado el virus”.
Lo dice el responsable de las residencias Grupo Latorre, Eugenio Latorre, en una sincera charla con Soria Noticias hace unas semanas tras superarse el pico de contagios. “Hemos sido los apestados, y todavía se ve con recelo a las residencias. Yo lo he vivido, conservo detalles en la memoria, de momentos en los que han tratado como apestados a los trabajadores. Se ha dado una imagen muy negativa de los centros de mayores, cuando -en realidad- es todo lo contrario. La dedicación y la atención del personal, que ha demostrado ser extraordinario ha sido descomunal, con todo el cariño, con toda la atención, con todos los recursos posibles, a pesar de las brutales circunstancias vividas, que nos han desbordado”, señala.
“He hablado con muchos familiares. Ellos ya lo saben, y a todos les digo que pueden estar tranquilos con el trato y cuidado que han recibido sus seres queridos durante el confinamiento, y que hemos hecho todo lo que hemos podido”, añade. “Por supuesto, comprendo a los familiares que acuden a la Justicia para exigir aclaraciones y responsabilidades por el fallecimiento de sus mayores, hay que ponerse en su lugar. Será bueno que se aclare todo y sepamos todo lo que ha ocurrido, todas las circunstancias”, insiste.
Desde la prudencia, Eugenio Latorre no elude responder, sobre el polémico asunto de la atención hospitalaria de los residentes, que tanta bronca política está generando. Señala que “lo único que puedo decir es que, en los momentos más duros de la epidemia, de más saturación, no han hospitalizado a residentes con síntomas del coronavirus, y las instrucciones eran que los atendiéramos en la residencia. A partir de aquí, no se de donde venían las órdenes ni por qué. Resultaba extremadamente duro, y nosotros hemos pedido ayuda médica, hemos seguido instrucciones, y hemos hecho todo lo que hemos podido con nuestros propios equipos de médicos y enfermeras, salvando a muchos residentes que tenían diversas patologías. Hemos sentido, en ocasiones, que nos han dejado solos”.
“Las residencias hemos coolaborado para sujetar el sistema sanitario, que hubiera colapsado si no hubiéramos medicalizado las residencias, y hubiéramos derivado los residentes enfermos. No habremos hecho todo bien, pero ha habido momentos que hemos estado superados, trabajando con plantillas con un 20% o más de bajas”, apunta.
Pero el sector ha quedado muy ‘tocado’ con la crisis del coronavirus, y su futuro se presenta incierto y preocupante. En la provincia de Soria hay casi 40 residencias, entre públicas y privadas, con un total de cerca de 1.400 trabajadores. Es, por tanto, una actividad económica importante, ya que -además-, la residencia es la principal generadora de empleo en no pocos de los pueblos donde se asientan, con más de una veintena de trabajadores, principalmente mujeres Latorre hace un llamamiento a las administraciones para que no se olviden del sector, “que ha sufrido mucho”, insistiendo en que el servicio residencial es una demanda sociedad.
¿Hay que medicalizar las residencias? ¿Puede ser la solución a la crisis que se ha producido? Son preguntas que para Latorre tienen una respuesta compleja. ”Yo hago otra pregunta. ¿A nosotros nos gustaría vivir en un hospital? ¿A los mayores les gustaría vivir en un hospital? Pues no. Las residencias son sus casas, sus hogares. Plantear vivir en un hospital no gusta a nadie”, reflexiona el responsable del grupo soriano de residencias, que cuenta con ocho centros en la provincia y otro más en la provincia de Toledo.
“Lo vivido con el coronavirus nos ha tenido que servir para aprender todos, para prever -desde el sistema público de Salud- una mejor asistencia sanitaria a los mayores; por supuesto, con la corresponsabilidad de los centros”, indica.
“Hace más de 20 años, a las residencias acudían personas más jóvenes Pero ahora, los mayores prefieren vivir el máximo de tiempo en sus casas, y se está retrasando la edad de ingreso, hasta el punto de que, en la mayor parte de los casos, las personas que ingresan son dependientes y con múltiples patologías crónicas, que ya no pueden cuidar los familiares. Una circunstancia que llevó a las administraciones a pedir a los centros residenciales privados más plazas de dependientes, que ahora ya lo son todas, prácticamente”, añade Latorre.
Por otra parte, desde la Administración se ha propiciado una socialización de los residentes, para compartir actividades, potenciar desarrollos personales, por lo que se han favorecido iniciativas como los centros de días, en algunas residencias, especialmente públicas. La atención no solo puede ser médica.
Y si se medicalizan, y se convierten en un complemento del sistema sanitario público, ¿las administraciones apoyarán económicamente los incrementos de costes y de recursos sanitarios para que no repercutan en las familias? Es otro de los interrogantes, ya que si no es así no resultarían viables.
“Si vamos a dormir a un establecimiento y pagas 30 euros no te parece caro. Y nosotros estamos cobrando eso, o poco más, con todos los servicios. Una pensión completa, con atención y cuidado las 24 horas, asistencia médica...”.
El Grupo Latorre, al igual que otras empresas de residencias en la provincia, “que ofrecemos un servicio de calidad y con buenas instalaciones”, subraya, reclama acciones de apoyo -como ocurre con otros sectores- que permitan a las residencias de mayores mantenerse y sobrevivir. Los gastos se han disparado (por las medidas de protección y atención sanitaria, entre otros motivos) y las pérdidas van a ser cuantiosas, en unas circunstancias difíciles, que ojalá no provoquen el cierre de algunas de las residencias sorianas a corto o medio plazo, ya que las que hay en la provincia, en su inmensa mayoría son de unas 50 plazas (con excepción de los centros públicos que gestiona la Junta y la Diputación), y que -por lo tanto- necesitan que las plazas estén cubiertas para lograr un equilibrio financiero que permita su continuidad.
El modelo actual de residencias lleva funcionado unas décadas, “nosotros llevamos 30 años”, subraya Eugenio Latorre, que recuerda que “hemos ayudado a resolver un problema social. Pero después de esta emergencia sanitaria del coronavirus, puede que vayamos a un concepto diferente de residencias, ya lo veremos”. Desde luego, hay un intenso debate político, que habrá que esperar a saber cómo se resuelve. De entrada, “hay que mantener un equilibrio económico, que será difícil. Manejamos un precio-plaza, que de por sí no es nada barato para las familias, pero que está muy ajustado”.
La Junta de Castilla y León ha movido ficha, y ya está trabajando en una nueva normativa sobre la gestión y la regulación de la asistencia residencial. Una atención que la crisis del coronavirus ha demostrado que no estaba bien planteada, y que ha desbordado a todos ante unas circunstancias inimaginables. De momento, se han creado grupos de trabajo, para analizar la situación y valorar hacia donde puede ir el futuro modelo o concepto de las residencias de mayores: instalaciones, servicios, recursos,ratios del diferente personal que hay que tener (cuidadores, médicos, enfermeros, TCAEs...
La Administración no sabe -o no quiere- concretar el número de fallecidos por coronavirus en Soria. Pero sí cabe hacer una especulación. Según el Instituto Nacional de Estadística, los muertos totales en Soria durante el estado de alarma, del 9 de marzo al 21 de mayo de 2020, han sido 581. Si se tiene en cuenta que el número fue de 356 en ese mismo periodo de 2019, la sobremortandad comparativa es de 225 personas, que sin duda aproximará los fallecidos por Covid-19 en la provincia. En Castilla y León, se estima que el 75% de los fallecidos por coronavirus son personas mayores