La tercera generación en Garray ha decidido darle un aire completamente nuevo al negocio pero "manteniendo la esencia y el nivel del servicio que consiguieron nuestros abuelos y padres".
Este miércoles ha reabierto sus puertas todo un histórico de la provincia de Soria, el bar-restaurante Goyo en Garray. El reencuentro con sus vecinos y clientes habituales no ha podido ser mejor pues se han sucedido las bocas abiertas y exclamaciones en todo aquel que atravesaba la puerta del establecimiento.
El local ha cambiado completamente de aire, adaptándose a los tiempos que corren, ganando en luminosidad y también en confort. Héctor de la Mata, uno de los responsables, cuenta que la reforma se ha extendido más de lo previsto porque el Covid-19 "nos hizo retrasar una apertura que teníamos pensada para el 18 de marzo". Un cambio de planes que tan solo ha supuesto un reto que superar.
El objetivo se ha conseguido. Se ha actualizado el concepto pero "queríamos y queremos respetar nuestra esencia". Una forma de hacer hostelería marcada por la cocina casera, pero no aburrida, y un servicio de los que mejoran el sabor de boca.
Pautas que este negocio familiar heredó de sus fundadores, Gregorio Jiménez y Paula Antón. Ahora sus sucesores les rinden homenaje en una de las paredes del comedor. "Reconocimiento extensivo a la generación que ellos trajeron al mundo y que se mantienen detrás cuidando nuestras espaldas".
Con este escrupuloso respeto a las raíces y siempre sabiendo que lo mejor está por venir, el restaurante Goyo encara el futuro con energías renovadas. "Creo que el verano puede ser positivo para el turismo interior, además las noticias que llegan del PEMA son muy esperanzadoras", afirma Héctor de la Mata.
El coronavirus no está poniendo a la hostelería el viento precisamente de cola pero en Goyo desde Garray están dispuestos a darle un giro al timón para encarar lo que está por llegar. Además, avisan, "la fiesta de inauguración queda pendiente". Vamos reservando un hueco.