23 años después el Numancia abandona el fútbol profesional. Lo hace en el peor momento, no solo por la crisis del coronavirus sino también por la Segunda B leonina que se prevé para la próxima campaña y por el futuro del club que, con dueño nuevo, queda más que nunca en el aire.
La crónica de este descenso no se puede decir que pille por sorpresa a la parroquia rojilla. El Numancia desciende por méritos propios tras una segunda parte de la temporada lamentable. Un descenso que, sin duda, comenzó a fraguarse con la confección de una plantilla muy justa en efectivos y calidad. La planificación de esta temporada ha dejado mucho que desear.
Pese a todo, el Numancia comenzó bien la temporada, situándose en los puestos de playoff. Pero llegó 2020, un año en el que el Numancia solo ha ganado 4 partidos, 3 de ellos en el sprint final. El parón del coronavirus sirvió para recuperar una plantilla llena de lesionados pero no para cambiar la racha. Juntando el antes y el después del Estado de Alarma los rojillos han encadenado 7 derrotas consecutivas. Así era imposible.
El descenso se produce en un año extraño. Al año que viene el Numancia jugará en una Segunda B con 100 equipos y podría acabar la temporada, en el peor de los casos, descendiendo a la quinta categoría del fútbol español. Para volver por la vía rápida a Segunda los rojillos deberán superar 3 fases diferentes de la competición.
A una confección de la plantilla más que cuestionable en verano se sumaron los movimientos en inverno. Se dejó salir a Guillermo y a Carlos Gutiérrez, dos jugadores con muchos minutos. Y luego el Numancia echó en falta alguien para dar descanso a Higinio y su defensa se convirtió en un coladero, sobre todo a balón parado donde los marcajes al hombre eran un auténtico desastre. Llegó cedido de Valladolid Álvaro Aguado aunque no ha estado disponible en estos últimos partidos porque el club no ha querido pagar por un mes extra de cesión.
Todo ello se suma en la segunda campaña con los nuevos propietarios del club. Nuevos propietarios que llegaron en verano de 2018 y que, realmente, está ha sido la primera campaña que han planificado. Una gestión muy cuestionada por la parroquia rojilla con varios repartos de dividendos que encabronaron a muchos socios y aficionados. Nada se sabe de los planes de los nuevos gestores, como nada se sabe dónde han estado en estos momentos complicados. Ahora el acuerdo de la venta les da mayor libertad para hacer y deshacer dentro del club.
Con Moises Israel desparecido Carrión se convirtió en la única cara visible del club tratando de mandar mensajes optimistas a la parroquia soriana. Llama la atención que en un equipo con malísimos resultados deportivos el entrenador no sea el foco de las críticas. Símbolo inequívoco de que los aficionados del Numancia tienen claro quiénes son los culpables.