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PROVINCIA
Actualizado 27/07/2020 09:22:22
Encarna Muñoz

Eduardo Rodrigo ha sido una de las pocas piezas visibles del equipo de voluntarios contra el coronavirus de la provincia de Soria. Levanta la voz porque considera que se les ha tratado de forma "injusta" y exige “explicaciones”.

Eduardo Rodrigo es conocido en Soria por regentar durante 11 años La Piñorra. Ha pasado su vida entre agujas e hilos y no se ha separado de ellos ni en los momentos más duros de la pandemia. Fue el promotor del grupo Puntadas Solidarias y su iniciativa consiguió mover un grupo de 5.000 voluntarios repartidos por toda la provincia. Superados los peores momentos hace balance de 3 meses de trabajo por Soria.

P: Explíquenos los orígenes de Puntadas Solidarias. ¿Cómo consiguió reunir y coordinar tantos esfuerzos?

R: Puntadas Solidarias nació el martes 17 de marzo, dos días después de que el presidente del Gobierno declarase el estado de alarma. Desde el principio me temí que en Soria podía ocurrir lo que acabó ocurriendo y decidí que yo también debía aportar algo. Me senté frente a la máquina de coser y me puse a hacer mascarillas. En un primer momento, mi intención era cubrir las necesidades de todos los comerciantes de Soria y pensé que en tres días me daba tiempo a hacer todas las que se necesitaban y apagar la máquina. Pero los medios de comunicación os hicisteis eco de mi labor y la respuesta fue impresionante, toda la santa provincia se ofreció para ayudar y comenzó el caos. Fueron tres semanas de teléfono, teléfono y más teléfono; desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la madrugada. Afortunadamente, pude contar desde el primer momento con la ayuda de Ángela de Miguel, Óscar Alcubilla, Asunción Isla y Susana Pescador. Juntos establecimos grupos de trabajo repartidos en función de las áreas geográficas de la provincia.

P: Supongo que, junto a este aluvión de solidaridad, también llegaría una avalancha de peticiones.

R: Por supuesto. Fue una locura porque en Soria no había de nada. Nosotros pudimos comprobar que en Soria la escasez era total. Nos llamó todo tipo de personal pidiendo mascarillas. Enfermeras, médicos, cuidadores, policías, guardias civiles, ejército, carniceros, empleados de fábricas... Recibimos peticiones por parte de todos los gremios. Me he pasado el confinamiento al teléfono y en el coche, moviendo telas y mascarillas.

P: Soria se puso a coser y no se detuvo ni siquiera cuando, desde las instituciones, se afirmaba que el uso de mascarillas no era recomendable.

R: Nos decían que las mascarillas no eran necesarias porque no había, no se podía exigir al pueblo algo que no iban a poder conseguir. También dijeron que las mascarillas que elaborábamos no eran buenas pero no paramos porque creíamos en lo que hacíamos. Por Europa todo el mundo se estaba fabricando sus mascarillas de tela y lo imitamos. La información oficial decía que reducían un 30% los contagios. Eso, en los peores momentos, era una barbaridad y por ello pensamos que siempre es mejor tener algo que estar completamente desprotegidos. Nosotros estuvimos haciendo las mismas mascarillas que utilizaron médicos y enfermeras durante la gripe española, que algo sabrían. Además, siempre cumplíamos todas las medidas de higiene y estábamos asesorados en todo momento por expertos, pero yo no voy a dar sus nombres porque creo que no me corresponde.

P: Ahora que han pasado los momentos más duros, ¿se siente valorado? ¿Cuál es el sabor de boca que queda después de tanto trabajo?

R: Como sorianos hemos sido una pasada, no ha podido quedar mejor sabor de boca. Mi sensación es que si hubiese hecho falta hacer un hospital, lo hubiésemos hecho con nuestras propias manos. La gente se ha volcado y he podido presenciar historias súper bonitas. Hemos visto correr muchas lágrimas, ha habido personas que han donado las sábanas bordadas a mano por su madre porque afirmaban que a ella le hubiese gustado que se empleasen en esto. Quiero que se sepa que todo esto lo ha pagado la gente de a pie de su propio bolsillo. Voluntariado de la Junta de Castilla y León ha funcionado de vergüenza. Solo nos pusieron trabas y consiguieron que las mascarillas en tela en Soria se retrasasen 10 días, con todo lo que ello supone para el avance de la enfermedad.

P: ¿Qué trabas encontraron?

R: Cuando decidí hacer mascarillas me pidieron que me inscribiese en Voluntariado de Castilla y León. Era un paso necesario para poder movernos dentro de la legalidad. El martes (17 de marzo) no había problema, afirmaron que habían pasado mis datos y me podía mover por Soria. El miércoles aparecieron los obstáculos. Me dijeron que no me podía mover porque necesitaban más datos y más papeles. Ya el domingo me pidieron un informe donde incluyese todos los sectores de la provincia que habían pedido ayuda porque, según sus palabras, no daban crédito de que existiese alguien en Soria que necesitase mascarillas. Les dije que el informe era fácil de hacer, que cogiesen un bolígrafo y escriben bien grande: “TODOS”. Al ver que ni por esas conseguíamos ninguna facilidad, y que todo el mundo quería dar tela y hacer mascarillas, comenzamos a elaborarlas como auténticos narcotraficantes. En vez de mover drogas o armas movíamos tela donada por la gente. Sabíamos que nos podían detener e ir directamente al calabozo porque nadie de la Junta nos quiso ayudar.

P: Generalizar no es bueno y menos en estos casos. ¿A quién responsabiliza de lo sucedido?

R: A mi, como voluntario, me gustaría que Yolanda de Gregorio, delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Soria, diese explicaciones de por qué un cargo dependiente de ella, como es Paloma de Voluntariado, nos ha tratado tan mal a los sorianos. Fue el colmo cuando ella, y me refiero a Paloma, me llamó a las tres semanas de la declaración del estado de alarma para ofrecerme a voces un rollo de tela. Le contesté que, si lo donaba, los voluntarios lo convertirían en batas, pero que no estábamos nada contentos con el trato. Su respuesta fue llamarme jeta y afirmar que mi única intención era conseguir un pase para moverme libremente por la provincia. No tengo ninguna necesidad de que me insulten, además sabiendo que ese calificativo no iba solo para mi, sino para todos y cada uno de los voluntarios que estaban trabajando gratis.

P: A pesar de esto, supongo que habrá algún político que haya hecho cosas bien.

R: Por supuesto. Tenemos que hacer un agradecimiento a todos los ayuntamientos de la provincia de Soria. Todos se han volcado con el tema poniendo a disposición de los voluntarios sus recursos logísticos lo que demuestra que esto no ha sido una cosa de colores. Hemos conseguido trabajar todos juntos, sin conocernos y sin preguntarnos sobre nuestras ideas políticas. Este movimiento solidario ha sido una de las cosas más bonitas que he vivido en Soria, pero sí que echo una cosa en falta. Me gustaría que algún político salga dando las gracias al pueblo soriano. A los hombres, mujeres y niños que han estado en su casa cosiendo, cortando, planchando, transportando,... No cuesta tanto reconocer lo que se ha hecho, que ha sido mucho. Solo estamos valorando lo que se ha hecho fuera y aplaudiendo los gestos de otros.

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