La lluvia no ha conseguido esta vez apagar la música y los acordes de Le Piano du Lac han impuesto su ley en la Playa Pita. Los asistentes han quedado deslumbrado por lo peculiar del espectáculo.
Si el sonido de un piano ya es evocador de por si cuando se hace sonar con maestría, el concierto de esta tarde en la Playa Pita ha supuesto la cuadratura del círculo. El entorno elegido es idílico y si se añade la innovación de un espectáculo rompedor se consigue despertar todos los sentidos.
Le Piano du Lac ha inundado el embalse de la Cuerda del Pozo de magia. Magia de una música interpretada con maestría, magia de unos versos que otorgaban un valor añadido a los acordes y, magia, y he aquí lo sorprendente, de conseguir colocar piano y pianista sobre las aguas del pantano y reforzar de este modo la potencia del entorno.
Al recital solo le ha faltado una cosa para pasar a la historia, un bonito atardecer bañado por el sol. El tiempo, capricho en Soria, se ha empeñado en complicar todavía más la tarea a los intérpretes. La lluvia no ha querido perderse la cita pero ha aportado un toque nostálgico que animaba un poco más a la reflexión.
Porque en estos tiempos marcados por la pandemia del coronavirus, es más importante que nunca el papel de la cultura. Evadirse, dejarse llevar, soñar,... Sentir que estamos vivos gracias al arte.