El otoño está a las puertas y este año plantea un doble reto a toda la población. Convivirán el Covid-19, el virus de la gripe y el resfriado común. Diferenciarlos no es sencillo pero aquí encontrarás algunas claves.
La bajada de las temperaturas anuncia un nuevo reto para los servicios médicos de Atención Primaria. Este otoño convivirán el virus de la gripe, el ya famoso SARS-COV-2 y los tradicionales catarros, lo que hace más que provable una avalancha de llamadas a los centros de salud para dilucidar si nos encontramos ante uno u otro.
A pesar de que el Covid-19 sigue siendo prácticamente un desconocido para todos, los expertos apuntan que existen síntomas claros que ayudas a diferenciarlo de otros virus o patologías.
El primero de ellos es la fiebre. El ascenso de la temperatura corporal ayuda a descartar un resfriado o catarro común pues este no cursa fiebre y su sintomatología es más banal.
El quid de la cuestión es diferenciar el coronavirus de la gripe pues ambos cursan síntomas parecidos como la fiebre, la tos seca o la mialgia (dolor muscular). Aún así, y según como se refiere desde el Ministerio de Sanidad, un primer indicio es la forma de aparición de la sintomatología. En la gripe aparecen de forma brusca la fiebre y los escalofríos, acompañados de dolor de cabeza, congestión nasal, molestias de garganta, malestar general, dolores musculares, pérdida de apetito y tos seca".
Otro rasgo diferenciador es la evolución de la enfermedad. La gripe aparece de forma repentina pero "su evolución es más constante", además, un cuadro por gripe puede extenderse de 4 a 7 días. El Covid-19 normalmente tiene peor pronóstico y los enfermos empeoran al poco tiempo. El SARS-COV-2 puede permanecer 15 días o incluso un mes.
Además, en un alto porcentaje de casos de Covid-19 los pacientes de coronavirus pierden el olfato y el sabor de las cosas (anosmia), aunque no es un síntoma determinante para establecer la conexión.
Todos estos síntomas resultan orientativos y, aunque los profesionales inciden en la importancia de los test, el contacto telefónico con cualquier centro de salud ante el comienzo de los síntomas es el primer paso para contar con un asesoramiento experto y curarnos en salud.
Las autoridades intentan tomar la delantera con el adelanto de la campaña de vacunas de la gripe este año. La vacuna genera anticuerpos y los que se la pongan, en teoría, podrán descartar el cuadro viral y acudir con más urgencia a examinarse en un centro si detectan un síntoma. No es una vacuna 100% efectiva, pero puede ayudar en el triaje.
Por esta razón resulta vital que las personas que se engloban dentro de cualquier grupo de riesgo se vacunen frente a la gripe. Una cifra recomendable sería alcanzar el 80 por ciento de la población de riesgo en la próxima campaña.
Los grupos de riesgo ante la gripe son:
- Mayores de 65 años. Sobre todo las que conviven en instituciones cerradas, como residencias de ancianos. Este es el grupo el Ministerio pretende llegar este año al 65% de coberturas, pues se calcula que en mayores de 64 años la vacuna antigripal podría prevenir hasta el 40% de los ingresos en la UCI y el 38% de las defunciones.
- Menores de 65 años -y más de 6 meses- que, por sus características, presentan un alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe:
- Menores entre los 6 meses y los 2 años de edad con antecedentes de prematuridad menor de 32 semanas de gestación.
- Personas que pueden transmitir la gripe a aquellas que tienen un alto riesgo de presentar complicaciones, como todo personal sanitario y farmacéutico, trabajadores de residencias de ancianos, personas que conviven con los pacientes de riesgo descritos en el anterior punto.
- Además, se recomienda que se vacunen estos otros grupos: fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, bomberos, protección civil, personal de instituciones penitenciarias y personas expuestas por su profesión a aves o cerdos.