El asesino de Ribarroya, Carlos Soto Gutiérrez es el último ejecutado por la Justicia en la provincia de Soria, concretamente con el garrote vil, y cuando el joven reo tenía 19 años. Se cuenta que su crimen ha sido uno de los más horrendos de la provincia, ocurrido el 22 de marzo de 1953, al matar a una niña de 13 años, en la localidad de Ribarroya. Fue detenido el día 28 por la Guardia Civil de Navaleno, el Caudillo no tuvo clemencia, y el último verdugo titular de la Audiencia Provincial de Madrid, Antonio López Sierra (El corujo), fue quien dio 'garrote' al soriano, el 5 de febrero de 1955.
El crimen se produjo el 22 de marzo de 1953. El ejecutado asaltó y mató a una niña de 13 años, hija de una mujer que se apiadó del joven asesino cuando llegó a Ribarroya mendigando. Según dicen las crónicas de la época, el asesinato se produjo de una manera horrible. Al parecer, el asesino machacó la cabeza de la niña con una gran piedra, violó repetidamente el cadáver, y guardó el cuerpo een un saco que ocultó en las aguas del Duero. Dicen que la piedra aún se conserva en la iglesia de Ribarroya, y una de las estaciones del Vía Crucis recordaba a la fallecida.
El verdugo que dio 'garrote' a Carlos Soto Gutiérrez, fue Antonio López Sierra, el último verdugo titular de la Audiencia Territorial de Madrid, que ejerció su oficio de 1949 a 1975, y que llevó a cabo una veintena de ejecuciones por diversos lugares de España.
El garrote vil es un procedimiento para ejecutar a un condenado comprimiéndole la garganta con una soga retorcida con un palo, con un aro metálico u oprimiéndole la nuca con un tornillo. ? Así lo define la RAE ese método que permaneció vigente legalmente en España, desde 1820 hasta la total abolición de la pena de muerte, al aprobarse la Constitución en 1978.