Artículo de opinión de Alejandro Ramos, profesor universitario y secretario de Nuevas Generaciones Soria.
La Economía española se hunde. Los datos epidemiológicos son pésimos. Y la pregunta es, ¿cuál es ahora la prioridad del Gobierno? La respuesta es muy sencilla: seguir hablando de Franco.
Se trata, sin duda, de una estrategia de comunicación diseñada para causar ruido y para que se hable lo menos posible de lo que realmente preocupa en la actualidad a la inmensa mayoría de los españoles, que no es otra cosa que la crisis sanitaria del Coronavirus y sus consecuencias económicas, laborales, educativas, etc. Y si el Gobierno considera que es más importante esforzarse en sacar adelante la Ley de la Memoria, que, por ejemplo, aprobar la Ley de Presupuestos, entonces tenemos un problema.
Supongamos que el Gobierno tiene este problema. Para llevar a cabo este ejercicio de “Memoria Democrática”, convendría recordarles que la Historia no puede contarse a medias tintas, es decir, igual que se quieren condenar los abusos del totalitarismo de derechas, también hay que sancionar el totalitarismo de izquierdas. E igual que se pone el acento sobre los crímenes del fascismo, tampoco debemos olvidar los del comunismo. Si esto no se hace así, se volverá a generar crispación y tensiones innecesarias. De cualquier manera, con esta cortina de humo, la izquierda pretende distraer el foco de atención de lo verdaderamente importante, como es la situación sanitaria del país, el millón y medio de ciudadanos que todavía siguen de ERTE o la saturación burocrática que no logra dar salida a las ayudas sociales prometidas.
Mientras Sánchez saca de paseo a Franco, se habla otro poco de la Operación Kitchen (como si fuera la más importante) e Iglesias anuncia que su prioridad es avanzar hacia un horizonte republicano, nos plantamos en Navidad sin apenas enterarnos.