Antes de su partida, el Ayuntamiento despide a los cuatro moradores del convento, con edades avanzadas, que dicen adiós de una congregación que lleva un siglo en labor doncente en la ciudad. Partirán hacia otros tantos puntos que les tiene destinada la orden religiosa.
En un sencillo homenaje, el Ayuntamiento de Soria ha dicho adiós a la presencia de los Padres Franciscanos en la capital, toda vez que partirán hacia diferentes destinos el domingo, tras una eucaristía solemne a las doce y media en la iglesia de la plaza de Bernardo Robles. La entrega de la medalla que conmemora los 900 años de vida de la ciudad ha sido el vínculo con el que el Consistorio, de la mano de su alcalde, ha sido el gesto de despedida municipal.
El regidor, Carlos Martínez Mínguez, ha destacado que la presencia franciscana en la ciudad -que algunas fuentes datan ya en el siglo XIII- ha sido en los últimos cien años un referente en la educación y en el deporte, amén de lo que es el ámbito religioso. Un adiós en el que "a todos se nos encoge el alma" por esta despedida, después de una trayectoria que ha sido "parte indisoluble de la sociedad soriana". Entre otros hitos deportivos, y como es sabido, en el seno del colegio nació el San José de voleibol, ahora Río Duero Soria, que permanece en lo más alto de la competición nacional. Reseñable que el municipio también otorgó a la congregación, en los años 70, la medalla de oro de la ciudad.
El padre Francisco Jiménez, "de la calle Real, lo más castizo de Soria", hablaba, como portavoz, ante los medios de comunicación sobre su partida. Entró con seis años en el colegio, donde nació su vocación para sacerdote, y ahora con 85 años, ha ido recorriendo distintos destinos, uno de ellos como fundador de la primera comunidad de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria. Después, Burgos, Soria, Valladolid y nuevamente la capital soriana, donde lleva 36 años. "Ahora me toca volver a Valladolid", ha comentado.
Ha lamentado la avanzada edad de sus hermanos de congregación, con edades de 90, 81 y 71 años y la falta de relevo para garantizar la permanencia franciscana en Soria. Tiempos atrás, más de una veintena de religiosos ocupaban el edificio, ahora propiedad de la Diócesis y cuyo colegio cerró hace tres cursos, aunque en el último ejercicio estuvo gestionado por la Fundación Trilema.
En los recuerdos, "muchísismos y buenísimos", sobre todo los recientes, en donde que ha ejercido como capellán de las Hermanas Clarisas. "Una comunidad excepcional que crece cada día más, con 56 hermanas. Gente joven con vocaciones de España", ha observado. De igual modo, ha significado que en tiempos, la iglesia acogía cada domingo un buen número de eucaristías, cuya duración, de "media hora" llevaba a tener una gran aceptación porque el templo siempre estaba lleno.
Ahora, los destinos para los integrantes de la comunidad que quedará disuelta el domingo son Vizcaya, Guipúzcoa, Valladolid y Madrid. El domingo, oficialmente, partirán, obiedientes a su orden, a sus nuevos cometidos.