El Río Duero Soria ha querido homenajear a la orden y en especial al Padre Sebas, hombre fundamental en el desarrollo de este deporte en la provincia.
El próximo 7 de octubre se darán por concluidos 100 años de la presencia de la orden de los franciscanos en la ciudad de Soria. Los últimos cuatro religiosos, D. Paco, D. Carlos, D. Agustín y D. Sebas, emprenderán nuevos destinos en el País Vasco, Madrid y Castilla y León a sus 85, 90, 71 y 81 años de edad. Su marcha supone para miles de sorianos, un inmenso sentimiento de nostalgia, pero también de tristeza. Sin embargo, lo cierto es que a pesar de la inevitable e inminente despedida, el legado de los padres franciscanos quedará en Soria para siempre, tanto en los miles de escolares que pasaron por sus aulas, como en los fieles que encontraron abrigo en su faceta religiosa y, cómo no, en el legado deportivo que perdura a través del CD San José y los diferentes representantes del voleibol soriano, herederos de la semilla germinada por el Padre Sebas hace ya 49 años.
Por este motivo, el CDV Río Duero Soria, que emprendió su andadura como Río Duero San José, continúa representando a la provincia en la máxima categoría de la Superliga masculina de voleibol, 33 años después del ascenso a la máxima categoría del equipo colegial, ha querido rendir homenaje a los padres franciscanos y en especial, al Padre Sebas. El segundo entrenador celeste, Elías Terés y antiguo alumno del centro, en representación del cuerpo técnico, y Marisa Romero, en representación de la directiva, hicieron entrega a cada uno de los religiosos de una bufanda del club, para que los colores del voleibol soriano les acompañen en sus próximos destinos. Del mismo modo, el Río Duero Soria invitó a los padres franciscanos a presenciar el primer encuentro de la temporada de los pupilos de Manuel Sevillano en la Superliga masculina de voleibol de este domingo, a las 12.00 horas en Los Pajaritos. Sin duda, en la cancha habrían recibido el cariño de la afición soriana, pero los religiosos tendrán la misa de despedida a las 12.30 horas, por lo que finalmente no será posible trasladar el homenaje al parqué.
Si hay una figura autorizada para hablar del Padre Sebas y su papel en el desarrollo del voleibol en Soria, esa es la de José Miguel Serrato. Ambos iniciaron un camino y pusieron unas bases, tan sólidas, que, a pesar de haberse tambaleado en varias ocasiones, la práctica del voleibol continúa en estos momentos, también en la máxima categoría nacional.
La voz de José Miguel Serrato vibra con fuerza cuando habla del Padre Sebas. Es la fuerza de la amistad más profunda. La que ambos iniciaron en 1.971 con la llegada del profesor a Soria y la excelente acogida del religioso en el colegio San José. Desde entonces, cada semana ambos acuden a su cita particular en la partida de mus, esa que todavía logra encender la mirada en el fatigado religioso. Por eso, el próximo 7 de octubre, será el propio Serrato quien acompañe al Padre a su nueva residencia en Bermeo, su pueblo. “En estos 49 años de amistad no hemos tenido ni un solo momento de discordia. Es una pena que se vayan, por todas las vivencias educativas y también deportivas que nos dejan”, indica afectado por la marcha de la orden de la ciudad.
Serrato trajo el voleibol a Soria, donde solo esperaba estar un año como profesor de Educación Física para, después, retornar a Madrid. Sin embargo, el Padre Sebas entendió pronto que el deporte y en concreto el voleibol, eran una práctica tremendamente enriquecedora para los alumnos y el centro, algo que se antojaría determinante.
De esta forma, se pasó de jugar en suelo de alquitrán, con las evidentes incomodidades y dificultades que conllevaba, a que se cambiaran los suelos, se pusiera calefacción y las condiciones mejoraran mucho. La implicación del centro, con el Padre Sebas y José Miguel Serrato a la cabeza, cristalizaría en la fundación del CD San José en 1.978. “Por entonces el presidente era Tito Martínez Tierno, con el Padre Sebas, el Padre Ciriaco…”, recuerda José Miguel. Desde ese momento, el voleibol federado no dejaría de ascender hasta llegar a la máxima categoría en Játiva.
“Recuerdo que el Padre Sebas se convirtió en un icono del voleibol en Soria. Como anécdota graciosa, bonita y memorable, que el público cantaba: Padre Sebas, ya somos buenos”, comenta el entrenador. La implicación del religioso era tan grande que haría muchos de los desplazamientos acompañando al equipo e incluso fuera de España. “Indudablemente esos recuerdos se los lleva en su talega. No hay que vivir de los recuerdos, pero es bonito tenerlos, echar la vista atrás”, apunta.