Las limitaciones por el coronavirus llevan a muchos sorianos a redescubrir lo nuestro. Y que más nuestro que el río, nuestro río. Este paseo fotográfico por las pasarelas y caminos recuperados en el Duero permite a los sorianos explotar toda la magia del otoño.
A los pies de la muralla medieval de la ciudad, bajo la falda del mirón y los cuatro vientos y en lento y plácido caminar hacia San Saturio y la curva de ballesta. Camino hacia la villa de Almazán y posteriormente la basta meseta castellana en la que regará alguno de los mejores vinos del país. Así trascurre el Duero a su paso por Soria, por unos cauces recuperados para la ciudad en los últimas años y con unas pasarelas que interconectan orillas y permiten al andante serpentear kilómetros adelante hacia Numancia.
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