La consejera de sanidad comparece en las cortes regionales y avisa que aunque los contagios se están conteniendo “del coronavirus no nos podemos fiar”. La Junta apuesta por los test de antígenos de segunda generación e insiste en pedir al Gobierno la herramienta jurídica para un confinamiento y mayor coordinación de los hospitales a nivel nacional.
Verónica Casado, consejera de sanidad de Castilla y León, ha comparecido hoy en las Cortes regionales a petición propia para actualizar el trabajo de la Junta en la lucha contra el coronavirus. De su comparecencia queda un llamada a la prudencia sobre la evolución de la pandemia, una mano tendida a los sanitarios sobre la reordenación del sistema en momentos de crisis y una apuesta clara por los test de antígenos de segunda generación.
Entre los aspectos sobre los que ha informado Casado ha estado las últimas reuniones del consejo interterritorial de salud. Allí, ha explicado, la Junta pidió al ministerio que las UCIs de toda España trabajen en red, como ya sucede con el sistema de Castilla y León, para derivar la presión hospitalaria de unas provincias a otras en función de cómo evoluciona la pandemia. Para ello, Casado solicitó que se nombrase un coordinador de las UCIs a nivel nacional, una propuesta que también apoya, señala, el prestigioso doctor Rafael Matesanz aunque de momento el Gobierno de Sánchez “no nos ha hecho mucho caso”, lamenta.
La consejera también ha lamentado que el ejecutivo central esté obligando a las comunidades a adoptar un confinamiento domiciliario “de forma pasiva”, es decir, prohibiendo todas las actividades, y no puedan hacerlo de forma activa, como en marzo, por la ausencia de la herramienta legal oportuna.
Casado ha analizado los datos para advertir que la incidencia a 7 días disminuye y la de 14 días se aplana, aunque eso no puede dar lugar a relajaciones. “Del coronavirus no nos podemos fiar nada” avisa y alerta que “los dientes de sierra a veces suceden con este virus”. De las 9 provincias de Castilla y León solo Segovia tiene una incidencia acumulada en 14 días por debajo de 500.
Casado hace un llamamiento para proteger las zonas sin apenas casos pues, además del interés evidente, son las zonas con una población de edad más avanzada. El incide de reproducción está en 0,99 con Burgos, León, Soria y Zamora por encima del 1. Casado pide a estar “especialmente atentos” en estas provincias.
La consejera señala que Castilla y León realiza más pruebas que la media nacional y que la apuesta por los test de antígenos no se dio en la Junta hasta que el instituto Carlos III certificó su utilidad. Los antígenos de segunda generación ofrecen resultados en menos de 30 minutos con una gran sensibilidad por lo que la Junta apuesta por convertirlo en la “estrategia más extendida” sobre todo para los centros sanitarios.
“El objetivo es tener el número máximo que podamos de este tipo de test”, explica casado que ha anunciado inversiones millonarias de varias consejerías para aumentar los 112.000 test de antígenos de segunda generación de los que ahora mismo dispone Castilla y León. El comité de expertos de la Junta apuesta por aumentar los test de antígenos en pacientes con un solo síntoma leve y señala que los cribados masivos no son efectivos como norma general.
Castilla y León tiene 1785 pacientes ingresados de los que 240 están en las UCI que ya rozan, con su ocupación ampliada el 70% (69% de ocupación en UCI para ser exacto). La consejera señala que son los hospitales más grandes de Burgos y Valladolid donde más se está notando la presión en esta segunda ola. “Gracias a las unidades de críticos extendidas se nos permite seguir manteniendo actividad en los hospitales lo cual es fundamental y es una diferencia con la primera ola”, señala.
“Tenemos una presión similar a la del 26 de marzo” señala la Consejera. La lista de quirófanos cerrados alcanza ya a prácticamente todos los hospitales de la comunidad. En Valladolid, Burgos y León la Junta ha concertado acuerdos con clínicas y hospitales privados para descargar presión a la sanidad pública. Además hay 34 pacientes ingresados en el rehabilitado Edificio Rondilla, la mayoría provenientes de los hospitales vallisoletanos.