OPINIóN
Actualizado 26/11/2020 09:52:55

Artículo de opinión de Casandra González, jurista.

Hoy escribo con la idea de poder expresar y reconocer la labor de un buen político soriano, que se tuvo que retirar tras no poder vencer las ambiciones y las presiones de aquellos que no reconocieron su trabajo, y cuyo señor es la avaricia pero no el servicio al ciudadano.

Yo, sí lo voy a hacer. Jesús de Lózar nunca fue un político al uso, por muchas razones. Durante su etapa como edil siempre hizo política constructiva, cuando criticaba acciones del equipo de gobierno daba otra opción para que fuese tenida en cuenta.

Si podía mejorar la vida de un ciudadano anónimo hablando con el concejal responsable, lo hacía, sin sacar rédito político de esas pequeñas cosas que otros sin duda alguna utilizarían como un cuchillo afilado.

Tampoco fue el típico político porque trabajó, se leía la documentación, la estudiaba y la analizaba con criterio y responsabilidad, sabiendo lo que hacía y aunque cueste creerlo esto no se da mucho.

Siempre con perfil bajo, recibió críticas que se acallaron conforme sacaba adelante sus propuestas, de esas que hoy ya no hacen. Ahora, ante su inexistencia y parálisis no hay nada que criticar.

De Lózar siempre sin exabruptos, puntilloso, echando más horas que el reloj consiguió varias cosas en beneficio de los sorianos, y que bastantes le reconocemos.

Tras su marcha ya solo queda una ristra dedicada en cuerpo y alma a organizar bien el calendario para ser capaces de acudir a todas las reuniones, comisiones, plenos y demás y comprobar su efectivo cobro a final de mes.

Los mandamases de Valladolid se olvidaron de él, y ahora tienen un lodazal coordinado desde otra provincia. Nuestro refranero lo resume así, en el pecado llevan la penitencia.

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