Artículo de opinión de Carlos Castro. Consulta aquí su ilustración.
Han trascurrido millones de años de evolución de la especie, de evolución humana. Seis millones de años de evolución del simio hasta el primer “homo” aparecido hace dos millones de años. Desde el “australopitecus” al “homo habilis”, que empezó a manejar herramientas de sílex, hasta el “homo sapiens” con un cerebro superior, la herramienta perfecta para transformar todo lo que tenía a su alrededor en su beneficio. Todo un periodo de prehistoria hasta hace apenas tres mil años desde que se tiene conocimiento de los primeros textos escritos, ahí empieza nuestra historia, un suspiro en el tiempo. Hasta la era moderna, un milisegundo en la profundidad del tiempo.Investigar, aprender, probar, errar y cambiar, así durante millones de años hasta hoy.
Pero imagínense la velocidad de vértigo en la evolución de los últimos 50-100 años, les podía contar lo que ha supuesto la transformación en el mundo agrario y el mundo rural, la mecanización del campo, la sustitución de la fuerza animal y la mano de obra humana, nada que no sepan. Con una revolución industrial de por medio que llenó nuestras calles de vehículos de acero y nuestras cocinas de televisiones, radios y un sinfín de aparatos. Hasta hoy, era de la inteligencia artificial y las generaciones abstraídas en pequeñas pantallas móviles. Y la evolución en la ciencia de la salud, la cura de enfermedades. El crecimiento de la población mundial, en 1950 en este mundo eran 2500 millones de habitantes y en 2050 se prevén unos 10.000 millones de seres en esta esfera redonda rodeada de oxígeno que difícilmente aguantara semejante marabunta humana.
La realidad es que a través del conocimiento, la investigación, somos capaces de transformar el mundo y generar recursos con menos trabajo, cubrir las necesidades básicas para todos, por poner algún ejemplo cercano, somos capaces de producir manzanas, buscando variedades e injertos que se adapten al frio, árboles que no superen una altura, buscando sistema de riego localizado, con sistemas anti heladas removiendo el aire o cubriendo toda la plantación con grandes redes que a su vez otra empresa ha sido capaz de diseñar y en poco espacio de terreno somos capaces de producir para millones de personas.
O como el avance tecnológico permite la creación de explotaciones de vacuno de veinte mil animales, con sistemas automáticos de ordeño rotatorios que permiten el ordeño de todos los animales, la aplicación de la robótica, de la genética animal que busca animales más productivos, de los análisis de alimentación, del bienestar animal, de veterinarios que buscan la sanidad animal, medidas de bioseguridad y un largo etc. Y producir millones de litros de leche para miles de personas.
Hoy el debate no está en, republica o monarquía, izquierda y derecha, parece que hay una evolución paralela en la ciencia y en la forma de organizarnos socialmente, la política es de los pocos ámbitos que se empeñan en anclarse en el pasado, se ha quedado estancada en viejos debates y sin buscar nuevos sistemas que sean capaces de canalizar toda esa investigación, esos avances, esos beneficios que nos trae la ciencia, tan deprisa, para todos. O como paliar los efectos negativos que tiene esa evolución a velocidad de vértigo.
Pero no todo es positivo en la evolucion del hombre, la inteligencia va acompañada de instintos animales básicos que no evolucionan, el espíritu de la supervivencia, la lucha del más fuerte sobre el débil, de pisotear desde el poder al que tiene debajo, de la falta de verdadera solidaridad, el hombre es un lobo para el hombre, de la competencia desmedida, el éxito o el fracaso. No pidas ayuda, nadie te escucha.
Hoy una vacuna es el símbolo de lo que debería ser el nacimiento de un nuevo pensamiento global, que representa el uso de la investigación, de la ciencia, del cerebro del “homo sapiens sapiens”, en beneficio de todos, un nuevo mundo donde de verdad donde nadie sufra, una utopía imposible mientras exista la maldad del hombre, el egoísmo. ¿De qué sirve evolucionar y tener de todo si no sirve para ser todos un poco más felices? Hemos sido capaces de encontrar una vacuna para el Covid, pero dudo mucho que la encontremos para el odio, el rencor, de la ambición... tantas cosas que seguramente nos conduzcan de nuevo a una guerra. Al tiempo.