OPINIóN
Actualizado 27/01/2021 11:22:01
Alejandro Ramos

Artículo de opinión de Alejandro Ramos, profesor universitario y secretario de Nuevas Generaciones en Soria.

Dejémonos de engaños y llamemos las cosas por su nombre. A diferencia de otros países europeos, en los que sus líderes han tomado las riendas desde el primer momento, en España, tenemos la desgracia de tener a un presidente del Gobierno que tan solo se ocupa de ser presidente y no tiene tiempo para gobernar.

Pero no solo eso. Ni ha tomado el mando, ni ha permitido que otros lo hagan, bajo la fórmula engañosa de la cogobernanza. Afortunadamente, comunidades como Castilla y León, han actuado con responsabilidad desde el principio, dando prioridad a preservar la salud de sus vecinos antes que someterse a las medidas impuestas por Moncloa.

Por si esto no fuera suficiente, en plena tercera ola, con todos los indicadores descontrolados y las UCIS en coma, hasta el momento, tenemos a un ministro de Sanidad con doble personalidad: por la mañana, actúa de mero observador de lo que está pasando sin asumir ningún tipo de competencia y, por la tarde, se vuelca al 101% en ser candidato de los socialistas a la presidencia de la Generalitat.

Por último, y no por ello menos importante, la cara visible y la voz de la pandemia de nuestro país, han perdido toda credibilidad. El científico Simón, se ha convertido en personaje, y últimamente en negacionista. Yo no dudo de su dilatada carrera profesional, pero esos bailes de cifras, esas recomendaciones contradictorias y esa falta de conexión con la realidad, a la hora de interpretar los datos, hace que la ciudadanía ya no confíe en sus predicciones.

En definitiva, como dijo el filósofo Illa para doblegar a Ayuso con el Estado de Alarma, “la paciencia tiene un límite” y la gente se está cansando. ¡Mejor no lo sé, pero peor es imposible!

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