OPINIóN
Actualizado 04/02/2021 18:37:46
Sergio García

Tribuna de opinión de Sergio García, director de Soria Noticias.

El Secretario de general para el reto demográfico, Francesc Boya, quien fue nombrado hace menos de medio año por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), participaba esta mañana en Foro Next: 'España Despoblada: la esperanza de la recuperación' junto al periodista Manuel Campo Vidal y al presidente de correos Juan Manuel Serrano.

Boya señalaba la necesidad de dar herramientas concretas a los territorios para fomentar la tecnología y la innovación. Hasta ahí todo dentro de lo normal en estos foros que adolecen de excesos de palabras y escasez de ideas concretas. Todo iba por el cauce habitual hasta que Boya pronunció una frase que es en el mejor de los casos poco afortunada y en el peor de los mismos un reflejo de un enfoque completamente equivocado problema. “Debemos dar las cañas de pescar y no el pescado a los territorios para que sean diversificados y resilientes”, destaca la propia nota de prensa enviada por el foro.

Enseñar a pescar y no dar pescado. A buen seguro el lector ha escuchado ese proverbio chino en más de una ocasión para referirse a la lucha contra el hambre y la pobreza en el Tercer Mundo. Una frase manida de significado casi hueco de tanto usarla, pero que un servidor no ha podido evitar que le enervase. Y, por cierto, mal ejemplo porque si algo sabe la España Rural es cómo alimentarse y como alimentar a la gran urbe.

En cualquier caso, la España despoblada no es un país del tercer mundo y tampoco necesita de solidaridad ni de limosnas. La España despoblada necesita justicia y un modelo que, desde la propia administración, no cree ciudadanos de primera y de segunda. La España despoblada es competencia y responsabilidad de quienes nos Gobiernan. La España despoblada tiene que dejar de pedir y comenzar a exigir aquellos derechos que le corresponden a sus territorios y ciudadanos como territorios y ciudadanos españoles y europeos.

Los territorios rurales, y no rurales, de la España interior no necesitan que la Administración les vea como esos pobrecitos que hay que ayudar. Los ciudadanos que viven en Teruel o en Soria son ciudadanos que tienen los mismos derechos que quienes viven en el Paseo de Gracia o en la Castellana. Personas, españoles, con sus derechos pisoteados mientras no son eximidos de ninguna de las obligaciones.

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