OPINIóN
Actualizado 12/02/2021 11:14:14
Tribuna de invitados

Natalia, Adriana y Rocío Sancho Romero, nietas de Antonio, escriben esta emotiva carta tras su fallecimiento.

Nuestro abuelo tenía unas habilidades extraordinarias. De las que ya no se encuentran.

La primera era contar de cabeza un montón de números. Sobre todo los puntos del guiñote, y cuántos y qué triunfos quedaban por salir. Mientras nosotras mirábamos pasmadas con cara de eternas principiantes.

La segunda era preguntarnos la lección con una discreción de espía. Al mediodía desde su butaca desde donde leía todo lo que pasaba por sus manos, desde el periódico de hace 3 días hasta nuestros tebeos. Cuantos domingos por la noche llamamos por teléfono a escondidas al abuelo, para que nos despertara al día siguiente a las 8.05 cuando nuestros padres habían ido a trabajar, y así hacer los deberes que a escondidas habíamos dejado para el ultimíiiisimo momento.

La tercera era conocer a todas las personas que nos encontrábamos por la calle. Nunca se nos ocurrió llamar a Guinness para un nuevo récord, pero con seguridad habría ganado el de personas conocidas en la calle por metro cuadrado. ¡Antonioooooooo majo! Se escuchaba una y otra vez.

La cuarta era contar las mismas anécdotas, tantas veces, y que siempre nos hiciera la misma gracia. Como la de las vaquillas. Por no hablar de su gran hit y jota estrella “Tonta de madrugada”. Y al mismo tiempo ser el hombre mas sentimental que se haya conocido.

Abuelo, Antonio, Chico, Antón Pirulero, Bisa. Gracias por haber formado una parte tan importante en nuestras vidas. Por llevarnos el bocata al cole cuando nos lo olvidábamos. Por estar tan orgulloso de todos nosotros. Por ser, en una palabra, IMPONENTE.

Después de casi un siglo de vida, hoy en tu 70º aniversario con la abuela, volvéis a estar juntos en algún lugar.

Hasta Siempre. TE QUEREMOS

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