La edificación medieval sufrió un gran deterioro en un derrumbe producido en junio de 2018.
El proyecto básico de obras de consolidación y restauración del Castillo de Vozmediano ha obtenido el visto bueno de Patrimonio. Un documento que ha sido promovido por el Ayuntamiento de la localidad del Queiles, pero que deberá presentarse el proyecto de ejecución para su aprobación definitiva.
El objeto es dar las soluciones técnicas necesarias para llevar a cabo la consolidación de los paramentos afectados por un reciente derrumbe en el lienzo oeste, evitando el progreso del mismo, y realizar las restauraciones imprescindibles para frenar su continuo deterioro y evitar la inexorable pérdida de su integridad, ya muy dañada.
Los criterios que fundamentan la propuesta se basan en tres conceptos. Por uno, reparar los daños producidos tras el derrumbe del lienzo oeste en 2018, y que no fue posible realizar en las obras de emergencia realizadas. Por otro, acometer la reparación de todos aquellos otros daños que a medio plazo pueden poner en riesgo otros elementos del castillo, como la torre sur y el lienzo este. Finalmente, se trata de facilitar el mantenimiento y conservación futuros y potenciar el conocimiento arquitectónico del conjunto del castillo.
La propuesta también recoge la ejecución de un drenaje que evite daños similares a los que han provocado el derrumbe del lienzo objeto de intervención.
El castillo, de origen medieval, se enclava en una elevación al nacimiento del Queiles, uno de los manantiales más caudalosos de Europa. Su estado de conservación llevó a que a finales de junio de 2018 sufriera el desplome de una porción en uno de sus lienzos, con una gran cantidad de materiales desprendidos ladera abajo.
Ubicado en la frontera entre los reinos de Castilla, de Navarra y Aragón, ejerció como capitán de frontera el Marqués de Santillana, (íñigo Lopez de Mendoza), para la defensa de la Tierra de Ágreda.
En la década de los años sesenta del pasado siglo, pudo haber sido reconvertido como parador de turismo, si bien para ello el municipio debía de incorporarse al término agredeño, algo que los vecinos rechazaron. Actualmente alberga el cementerio de la localidad.